Hace unos meses fui al médico. Por aquel entonces tenía un tremendo dolor de espalda y cada día mis familiares y amigos decían que la tenía más encorvada. Me asusté cuando me dijeron que tenía chepa y, al ver la gravedad del asunto, decidí ir al doctor. Fue sorprendente ya que, según el licenciado, fisiológicamente no poseía ningún problema aparente. Seguramente pensaría que estaba loco, pero yo no era el único que advertía aquel problema dorsal, sino también mis más allegados. Decidí dejarlo pasar.
No transcurrió mucho tiempo hasta que comencé a notar otro problema. Parecía como si tuviera amarrado algo a los tobillos porque se me cargaban los gemelos continuamente. Recurrí a mi profesora de Educación Física y me aconsejó que corriera diariamente porque, quizás, estaba en baja forma física. Seguí instrucciones pero aquello no tenía solución, el dolor era cada vez más intenso. Para colmo, mi espalda estaba cada día más curvada.
Pasé días llorando ante tanta enfermedad y ningún remedio. No obstante, un día me di cuenta que llorar no servía para nada, no iba a curar aquella malformación ni me iba a convertir en un chico esbelto.
Conviví con aquello hasta que un día me atreví a mirar. Tuve el valor de tocarme aquella espalda corrompida y así comprender que tal vez llevaba demasiado peso a cuestas. Tuve el valor de girar la cabeza y observar que mi gemelo estaba amarrado a una cadena que a su vez estaba unida a más eslabones y continuaba hacia el infinito.
Actué de raíz: deseché todo aquel peso inservible e incómodo y me desprendí de aquella cadena que me unía a algo situado detrás de mí, muy lejos. Desde ese día, mi espalda se recuperó y mis gemelos recuperaron su forma física. Hacía tiempo que no me sentía tan sano, tan vital.
Es increible leerte. Esta entrada me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarNunca nos damos cuenta de las cosas porque tenemos los ojos tapados por miedo a lo que podemos encontrar. Triste realidad.
¿Es esto lo que quieres dar a entender? Es que a mi me da a entender esto y también que muchas veces el pasado nos tiene demasiado atados y debemos aprender a dejarlo atrás. ¿Acierto en alguna de las dos?
Sí, aciertas en las dos. Además, si hago así las entradas es para dar rienda suelta a la imaginación, para cada persona significará una cosa. Me alegro que te guste.
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