Dos años de reinvención

Dos años de reinvención
Aquel 28 de mayo de 2012 todo empezó... Haz click y descubre las entradas especiales por el segundo aniversario del blog.

martes, 31 de diciembre de 2013

2013: un año en 365 palabras

Echar la vista atrás, en ocasiones, es beneficioso, quizás para aprender de los errores cometidos o simplemente para lamentarnos. 2013 ha sido un año, por desgracia para nosotros, de crisis tanto económica como ética. ¿Acaso solo cabe destacar la elevada tasa de paro? Claro que no. Tras de sí han quedado sucesos tan amorales como la campaña de espionaje de EE.UU, y la utilización de armas químicas en Siria y la intervención inminente que anunció Obama y, a nivel nacional, la corrupción política y la pérdida de derechos. Por supuesto que “tras de sí” es solo un decir, pues muchos de los acontecimientos que aquí se narran continúan acechando y expandiendo sus alas. Claro ejemplo el de la restricción de derechos: comenzaron con la LOMCE y no han parado hasta aprobar la Ley de Seguridad Ciudadana y la reciente Ley del Aborto. Al igual que la situación económica, el panorama humano también está en decadencia. Ya lo dijo Ortega y Gasset, “yo soy yo y mis circunstancias”. Pues nuestro Gobierno ha esperado el instante exacto para radicalizarse, excusándose en las circunstancias económicas.

También hay otras noticias aprovechadas por el Gobierno como cortina de humo que desvía la atención de los ciudadanos de asuntos de mayor relevancia o que afectaban negativamente a la imagen de su partido. ¿Quieren librarse de la polémica contabilidad B del PP? Muy fácil, únicamente hace falta reavivar el conflicto de Gibraltar entre Reino Unido y España o echar más leña al fuego en la discutida independencia catalana y, voilà: Bárcenas queda restringido a un segundo plano.

Medios de comunicación… ¿Qué decir de ellos? Son rastreros, ideológicos, subjetivos,… Sencillamente, medios de incomunicación. Únicamente hace falta dirigir nuestra atención al vasto imperio mediático de la derecha, que ofrece una bazofia de programación que amansa con problemas personales de estrellas fugaces a unos telespectadores ansiosos por un cambio político. Panem et circenses, queridos lectores.

Ahora, ante la crisis de una izquierda opositora en nuestro país y la muerte de una de las pocas figuras que humanizaba este mundo completamente corrompido, Nelson Mandela, solo cabe desear un mejor 2014. Mejor a la fuerza, pues este barco errante ya no puede adentrarse en ninguna tempestad más.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Y aquí me quedo yo a mi mismo preguntando


En el eco de su voz resuenan aquellos sordos recuerdos,
gotas de alcohol, medicina del olvido, derramadas por la noche.

Intensa y cerrada, su mente, lúcida antes de partir
a la nada, donde flotan esencias del Líbano nunca traídas,
donde el discurso del ayer jamás fue pronunciado,
donde la existencia del no-ser jamás fue vivida.

Y aquí me quedo yo a mí mismo preguntando.

¿Qué será de mí cuando el destino me ahogue
y mi letra no quede grabada a fuego,
cuando sus caras se encapoten de un tenue gris,
cuando no sepa nada acerca de mi ir y venir?


Mis experiencias calladas por el silencio del tiempo,
sus protagonistas, ellos, desconocidos, no serán nadie para mí.
¡Oh!, ¿por qué, olvido, por qué diablos te abrazo a ti?

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Música en el alma (I): Orígenes y misterios



Si los inicios de la escritura nos parecen lejanos, si los comienzos del ser humano tuvieron lugar hace mucho tiempo, si el nacimiento del primer ser vivo dista a miles de millones de años del hoy, ¿qué podríamos decir del prematuro origen de la música y su sorprendente perduración a lo largo del tiempo? El compositor alemán Stockhausen explicó que desde que el hombre existe ha habido música; pero también los animales, los átomos y las estrellas hacen música. De esta cita podemos concluir que el origen de la música vino de la mano de la creación del Universo. Cada sonido y cada silencio emitidos por los engranajes de este cosmos todavía joven y en expansión es auténtica música. Los pasos de un viandante solitario por una avenida desierta son música. El repiqueteo de las gotas de lluvia sobre nuestra ventana un día tormentoso es música. Nosotros -nuestro propio cuerpo- somos en sí pura música.

Nuestro progenitor, el hombre primitivo, fue el pionero en dar una trascendencia vital a la música. Para él, los sonidos eran frutos de la vida, mientras que la quietud y la ausencia de estos se relacionaban con la muerte. Tal vez este misticismo explica el porqué los seres prehistóricos iniciaron la tradición del canto y la danza, símbolos e hijos predilectos de la existencia sobre este mundo.

Además, nuestros antepasados también comenzaron la fabricación de instrumentos rudimentarios. Igual que confeccionaban flechas para cazar, también emplearon sus dotes ingenieras para crear unos primarios raspadores valiéndose de las piedras o flautas talladas en huesos de animales.

Quizás tendamos a pensar que estos descubrimientos no tienen más importancia que la innovación que significó en su tiempo. No obstante, al igual que se plantearon la primera cuestión filosófica de la Historia acerca de la muerte y la posibilidad de otra vida en el más allá, los primitivos también fueron los instigadores de nuestra insaciable sed de música. La música, al fin y al cabo, encierra en nosotros un gran misterio. Desde tiempos inmemoriales, nos ha servido de guía en la vida, nos ha acompañado en instantes felices y nos ha llorado nuestras mayores desgracias. ¿Acaso las suites de Bach o las óperas de Verdi habrían sido compuestas si no hubiera sido por la labor inicial de los paleolíticos?

Cuando nacemos y somos arrebatados del seno materno, lo primero que escuchamos es música: la atenta voz del doctor, el dulce acento de una madre. Incluso durante el embarazo, en el útero, ya nos desarrollamos con una música de fondo. Poco después de haber sido dados a luz, descubrimos nuestras manos y aprendemos instintivamente a dar palmadas, convirtiéndonos así en unos profesionales músicos y, más tarde, a lo largo de nuestra adolescencia, la música se transforma en nuestro refugio, donde dejar fluir nuestras sensaciones y pensamientos desordenados.

En definitiva, la música se engendró a la par que nosotros y debería permanecer a nuestro lado toda la vida. Sin embargo, al llegar a la edad adulta, muchos seres olvidan el poder sobrenatural de este arte y, de esta manera, dejan de escuchar y disfrutar la música y, al fin y al cabo, de sentir. ¿De veras algo que flota en el viento, que acompaña cada una de nuestras palabras y que es un órgano más de nosotros mismos puede ser prescindible en una existencia que tiende a la autorrealización y la obtención de la ansiada felicidad?

sábado, 7 de diciembre de 2013

Literatura Vital (XII): La balada de la cárcel de Reading

No vistió su chaqueta escarlata
    porque el vino y la sangre ya son rojos,
y sangre y vino había en sus manos
    cuando lo hallaron con la muerta,
la pobre que él amó
    y a quien en su lecho asesinara.

Caminó entre los jueces
    vistiendo el gris raído
con gorra en la cabeza
    y paso alegre y leve.
Pero jamás vi a nadie que mirara el día
    con igual ansiedad.

Jamás vi a nadie que mirara
    con ojos tan ansiosos
la pequeña tienda azul
    que los presos llaman cielo,
y a cada nube fugitiva
    que cruzaba con velamen de plata.

Confinado en otros patios con otras almas
    en pena me preguntaba
si había hecho algo grande
    o algo insignificante,
cuando una voz me susurró al oído
    «ese hombre va a la horca».

¡Cristo! Los muros de la prisión
    de pronto parecían tambalearse
y sobre mi cabeza era el cielo
    un casco de quemante acero.
Y aunque era yo un alma en pena,
    mi pena sentir no podía.

Supe qué pensamiento perseguido
    su paso apresuraba; supe por qué
miraba el día brillante
    con ojos tan ansiosos.
Había matado aquello que él amaba
    y tenía que morir.


* * * * *

Y sin embargo, cada hombre mata lo que ama.
    Que todos oigan esto:
unos lo hacen con mirada torva
    otros con la palabra halagadora;
el cobarde lo hace con un beso,
    con la espada el valiente.

Matan algunos el amor de joven
    y otros cuando viejos;
estrangulan algunos con manos de lujuria,
    otros con manos de oro:
el más amable usa el puñal
    para que el frío llegue antes.

Aman algunos poco tiempo, largamente otros.
    Hay quienes compran y también quienes venden.
El acto es cometido a veces en el llanto
    y otras sin un suspiro.
Pues todos matan lo que aman;
    pero no todos mueren.

No muere una muerte de vergüenza
    un día de desgracia oscura;
ni nudo al cuello en la garganta lleva
    ni paño sobre el rostro;
ni caen los pies primero por el piso
    al espacio vacío.


* * * * *

No se sienta con hombres silenciosos
    que lo vigilan noche y día,
que lo vigilan cuando busca el llanto
    y también cuando busca la plegaria.
Que lo vigilan; no sea que él mismo robe
    de la prisión la presa.

No se despierta al alba para ver
    formas temibles en tropel por la celda:
el aterido Capellán en su túnica blanca,
    el Alguacil adusto en su tristeza,
el Director en esplendente traje negro
    y el amarillo rostro del Desastre.

No se apresura en prisa lamentable
    a vestir el ropaje del convicto,
y un Doctor mordaz se regodea
    notando el tic nervioso de cada pose nueva;
y en la mano un reloj cuyos tictacs
    son como horribles golpes de martillo.

No conoce la sed brutal que lija la garganta
    antes de que el verdugo
se deslice con guantes de jardín
    por la puerta acolchada,
y lo ate con tres correas para apagar por siempre
    la sed de la garganta.

No baja la cabeza para oír
    la lectura del oficio mortuorio,
mientras el temor de su alma
    le dice que no está muerto;
ni se cruza con su propio ataúd
    al acercarse al cobertizo horrible.

Ni mira fijamente el aire
    por un techo de vidrio;
ni reza con labios de arcilla
    porque termine su agonía;
ni siente en su mejilla vacilante
    el beso de Caifás.



The ballad of Reading Gaol, Oscar Wilde [Parte 1]

Acompaña el recital del poema con este maravilloso ballet de Jacques Ibert, basado en la obra de Oscar Wilde

sábado, 30 de noviembre de 2013

El fallo. El fallo. El fallo. El fallo. Mi fallo.

Cuando se falla, se falla estrepitosamente. Y para colmo se falla en una pieza clave del rompecabezas, sin arreglo posible ni billete de retorno. Se otorga una mirada al cielo, como si aquel gris encapotado pudiera disiparse, pero desgraciadamente ya se ha fallado. Y ese fallo ha sido imperdonable.

A través de todos los medios se evita reconocer el fallo. Se acepta, se compara con asuntos mayores para que el fallo aparente ser una minucia. Se ojean libros en busca de erratas, bajo la obsesión de mostrar a nadie que no solo un ser comete fallos, sino que el fallar es un acto irremediable y universal. Mas el fallo permanece ahí; el fallo es evidente.

Acto seguido, se intenta convencer a los de alrededor acerca de que el fallo no ha sido de proporciones catastróficas, como muchos -o únicamente el individuo en cuestión- quieren apuntar, y que no debería ser manantial de preocupación. Ellos, los demás, se muestran indiferentes. No obstante, el sujeto continúa autoconvenciéndose de la ínfima gravedad del asunto pero, en cuanto se sume en sus pensamientos, el fallo resulta aparente. Y el fallo, ese fallo, se va recubriendo de capas y, cada día, son más amplias sus proporciones. Hasta el fallo incluso falla, falló en su día y volverá a fallar, en un flujo cíclico de fallos.

Abatido, procura concentrarse en la sonrisa del ser querido y se ríe a carcajadas con desgana, pues su atención nada más acapara el maldito fallo. ¡Fallo, indeseable fallo, que nos mantiene sonámbulos días y noches!

Transcurren cien amaneceres, intentando olvidar en vano el eterno y trascendental fallo, a raíz del cual se expandió aquella epidemia del mal augurio. Y se falla una y otra vez, se falla de nuevo, se falla al final y se falla al comienzo. Y el fallo primario, original e imperecedero se multiplica. Y ahí comienza la Humanidad del fallo vital que hará tropezar a cada uno de esos seres imperfectos, recordándole constantemente que aquel día cometió, acorde a su naturaleza, un insignificante error

- ¿Intentaste rectificar, buscar alternativa a ese gran fallo? -preguntó, intrigado.

- ¿Alternativas a un fallo? ¿Acaso existen? ¿Le he hablado ya de mi fallo? Pues sepa usted que el fallo, este fallo mío, ya no tiene solución.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Educar en igualdad (o la más desesperanzadora distopía)

A continuación, os presento un relato que recientemente he presentado a un concurso por el Día de la Violencia de Género y que, a pesar de no haber sido premiado, quiero publicar de manera más íntima en este blog. El tema versa acerca de "Educar en Igualdad", asunto que he tintado de matices negativos. Espero que lo disfrutéis.

***

Querido ayer,

        Todo por lo que has luchado, sin abatirte, ha visto la luz hoy. Somos por fin una sociedad igualitaria, sin diferencias de género. Da igual si tú, ayer, fuiste mujer u hombre, porque en la actualidad serías tratado de la misma manera. Esa incansable utopía que se ha perseguido durante siglos se ha materializado al fin. ¡Ay, qué gran desgracia! Te preguntarás cuál es la razón de mi lamento si nos hemos hecho con lo que la sociedad siempre había deseado. ¡Oh, ayer, respóndeme, no sé qué pensar! ¿Es esta realmente la realidad ideal que andábamos buscando o únicamente una degeneración de la misma? ¿Por qué me siento entonces en un vórtice, dando vuelcos sin rumbo? ¿Es acaso esta una distopía?

        Cuando paseo por mi barrio y veo edificios divididos y diferenciados por un tono rosa pálido y por otro azul cielo, no puedo evitar cuestionarme el término igualdad. Fue hace unos años cuando se decidió redireccionar tanto el cauce del grupo masculino como el del femenino por ríos distintos, bajo el fin obsesivo de conseguir la igualdad. El eslogan de las feministas se grabó en toda la población a fuego: “Sin los hombres no habría violencia de género. Sin los hombres no existiría la competencia desleal. Sin los hombres no seríamos, a vista social, inferiores”. De esta forma, aquella ideología caló en las mentes de una sociedad débil y ansiosa por construir un Estado justo, por lo que este grupo de mujeres que reclamaban sus derechos subió al poder.
       
Mas esto no ha ocurrido de la noche a la mañana, tú muy bien lo sabes, ayer. Ya hubo una ministra del Interior que pretendió distinguir géneros en el acto de habla. Ese “miembros y miembras” fue el primer paso para la independencia, en este caso lingüística, de ambos géneros.

        No obstante, esto ha ido a más, llegando al punto de que ningún varón necesita una mujer y viceversa. “¿Quiere ser madre? Inseminación artificial” es otro de los lemas del Partido por la Igualdad. Hasta la reproducción, como ves, relación fundamental entre los dos sexos, ha sido mermada. A día de hoy, incluso se prohíbe que hombres y mujeres mantengan relaciones sexuales por puro placer.

        Se ha creado, a raíz de esta disputa, dos mundos parecidos, pero a la vez completamente opuestos. Hay empresas de y para mujeres, y factorías de y para hombres. Sin duda, es incuestionable el hecho de que la deslealtad hacia las mujeres en el ámbito profesional ha sido erradicada, pero también, junto a él, toda la cooperación y relación amistosa intersexual.

        Te preguntarás cómo hemos logrado llegar a estas alturas en tan poco tiempo. Muy sencillo, querido amigo. La educación, pilar fundamental en una sociedad, fue reformada bajo el pretexto de criarnos y formarnos en igualdad. La segregación de niños y niñas fue la mayor hecatombe que se pudo cometer. Excusándose en las diferentes destrezas y cualidades que posee cada uno de los géneros, se comenzó a formar jóvenes que no veían ningún interés en lo opuesto, vislumbrado incluso como amenaza o enemigo en un pasado no tan lejano.

        Sin embargo, no hay queja ni oposición por parte de ningún estamento de la sociedad porque la educación la ha moldeado a su parecer y, además, por la ausencia evidente de rivalidades, competencia y desigualdad entre hombres y mujeres. Yo, por otro lado, pienso en las consecuencias futuras. ¿Acaso no florecerán diferencias en cada uno de los grupos? La raza, la religión, la ideología abrirán fisuras muy pronto tanto en el mundo masculino como el femenino. Entonces, ¿podremos hablar de igualdad? ¿Cómo solucionaremos esa gran disputa? ¿Desquebrajando y clasificando en nuevos grupos de afinidad?  ¿Reformando otra vez una educación cada día más desgastada? Me hallo tan confuso y temeroso por el mañana…

        No sé si las palabras que manan de mi boca y se plasman en este papel no son más que el fruto del pensamiento de un hereje o de un enfermo; de veras que no lo sé. Hemos conseguido lo que yo siempre he reivindicado, pero existe algo que no me deja disfrutar de esta idealizada felicidad. Te imploro, ayer, que no dejes que en la sociedad se abran frentes opuestos. Te suplicaría, en estos instantes, desesperado, que apostaras por una educación de calidad como garantía de futuro; que lucharas por la equidad en derechos y oportunidades, nunca aislando cada género en sí mismo. ¿Acaso –contéstame, por favor– la búsqueda de la diferencia con el fin de igualdad no es el inicio del principio de diferencia?

Atentamente,

Tu incierto mañana –o mi aterrador hoy–.

martes, 19 de noviembre de 2013

Filosofía callejera (o el dilema del dónde)


Ojalá hoy fuéramos avispas. Sócrates lo era. Al menos, así lo apodaban los atenienses del siglo V a.C. debido a su costumbre de andar por las calles de la capital griega moralizando y pidiendo la opinión de los ciudadanos sobre cuestiones filosóficas, ya fuera acerca de la virtud, la belleza, la justicia o el bien. Tal vez en Atenas se le conocía así por ser un incordio constante, pero lo sorprendente es que los mismos que le bautizaron con ese alias participaban en la causa filosófica. Todo a través del diálogo, por supuesto, único método del filosofar según este opositor a los sofistas -recordemos que solamente utilizaba el discurso hablado, por eso no dejó nada escrito-.

¿Os imagináis a vosotros mismos en la actualidad paseando por el centro de vuestra ciudad y parando a los transeúntes para preguntarles acerca de ciertos conceptos de nuestro día a día? Si lleváramos a cabo esta acción, los viandantes se quedarían perplejos, incluso pensarían que se trata de una broma o que sufrimos una enfermedad mental. No obstante, ¿es de locos interesarse por la Filosofía? Hoy, parece ser que sí.

Últimamente, los eruditos y defensores del saber hablan de una devastadora degeneración de la Filosofía a raíz de la globalización y el boom de los medios de comunicación e información. En realidad, la pérdida de la esencia de esta disciplina tuvo lugar ya hace muchos siglos. El verdadero e irreparable fallo cometido fue arrebatar a la Filosofía de los brazos de su progenitora: la calle.

La Filosofía, entendida en la Antigüedad como sabiduría callejera al alcance de cualquiera, ya no es Filosofía. El ágora, lugar público donde conversar, se convirtió en una plaza esencialmente comercial, bajo la obsesión de que todo poseyera una utilidad práctica. Esa fue la muerte de la sabiduría, puesto que significó su restricción al área académica, quedando así solamente en manos de unos cuantos. Y ahora, con nuestra actitud impasible hacia dicha disciplina, la estamos ya enterrando completamente.

Hablar por hablar es lo que hacemos ahora. Conversamos sobre asuntos superficiales, y vanas son nuestras palabras. De nuestra boca emanamos vocablos sin ni siquiera decir nada. Ya no nos importa el enigma de la vida, la elaboración de una definición universal sobre justicia o la reflexión acerca de la idea del Bien. La dialéctica, método socrático y fuente de enriquecimiento personal y social, se ha convertido, desgraciadamente, en una mera actividad insustancial. Y la Filosofía, practicada en la actualidad por unos pocos, ha quedado atrapada en espacios cerrados sin vida alguna.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Púrpuras lágrimas


Púrpuras las lágrimas
de sangre derramadas.
Torso indefenso,
mirada agazapada.
Grisáceas caricias
recorren su espalda,
clavando puñales,
ahuyentando su infancia.
Aún púrpuras gotas
de niñez no disfrutada,
sin juego, no rojizas todavía,
aún no madura, ya sí arrebatada.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Dramaturgia experimental (o mi primer fracaso como guionista)

(Se abre el telón. Aparecen en escena DON FULGENCIO  y DOÑA ROSA y se colocan en un segundo plano. Aparecen seguidamente UN ESPECTADOR y EL DIRECTOR.)

DON FULGENCIO.- ¡Oh, bella Venus de Milo, aman con todas sus fuerzas tu cuerpo frágil mis pasiones innobles! ¡Eres la Luna que alumbra mi alcoba, el lecho donde deseo reposar y el más maravilloso despierto sueño por el que no quiero dormirme!

DOÑA ROSA.- (Colérica) ¡Qué bazofia de guión! ¡Necesitamos llegar al público joven, a los espectadores progresistas y modernos, no quedarnos anclados en tu conservadurismo romántico!

DON FULGENCIO.- Perdona pero mi guión es una obra de arte. Es un retorno a la figura del donjuán, de la talla del mismo Tenorio de Zorrilla.

DOÑA ROSA.- ¿Y para qué queremos volver hacia atrás? ¡Cambia el guión, bastardo!

DON FULGENCIO.- (Indignado) Lo cambiaré, lo cambiaré... Pero que sepas que tú también eres muy del ayer. ¿Bastardo? ¿Cuánto tiempo hace que no oigo yo eso por la calle? ¿Qué será lo siguiente? ¿Aquesta fermosura? Y después dirás que no debemos mirar atrás... ¡Hipócrita!

(DON FULGENCIO y DOÑA ROSA desaparecen de escena)

DIRECTOR.- (Suspirando) ¡Ay, qué desastre de obra! ¡Y el estreno es hoy mismo!

(UN ESPECTADOR le quita de las manos el guión y lo abre para leerlo)

ESPECTADOR.- (Entusiasmado) ¡Oh, qué diálogos! ¡Qué lirismo! ¡Es increíble cómo habéis retratado la bondad y cooperación del ser humano! ¡El favorable panorama mundial, qué maravilla! ¡Ni un espejo, oiga! ¡Y la vida misma! ¡Es la vida misma! ¡Me siento tan identificado con esta obra!

DIRECTOR.- (Confundido) ¿Cómo? Si todavía no hay guión. (Le arrebata de las manos las hojas) Esto no son más que papeles en blanco...

ESPECTADOR.- Pues eso. Lo que yo decía.

(Se cierra el telón)

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Nuevas tecnologías o falsas necesidades o formas de poder

Parece mentira que la humanidad no haya aprendido la lección. Ya lo puso de manifiesto Georges Orwell en su novela distópica 1984 al crear esa atmósfera asfixiante y de represión. Una vigilancia continua de telepantallas que mostraba el duro y atento rostro del líder del Partido, el Gran Hermano. Una salvaje manipulación de todos los medios de comunicación y hasta de la propia Historia. Al fin y al cabo, no distamos actualmente tan lejos de esa hipotética y horrorosa realidad.

Desde el inicio de los tiempos, se ha intentado desviar la atención del pueblo de asuntos de mayor relevancia y aumentar paulatinamente el poder a través de diversos mecanismos. Ya en la Antigua Roma, los gobernadores, a quienes les convenía mantener a un populacho contento y despreocupado de los asuntos públicos, repartían hogazas de pan y convocaban juegos en el circo mientras se dedicaban a enriquecer su propia soberanía -de ahí la común expresión latina, panem et circenses, tan actual entonces como hoy en día-.

No obstante, el control de la población por parte de las autoridades dio un giro inesperado a raíz de la aparición de los medios de comunicación. Los mass media se han convertido, desde entonces, en la más poderosa herramienta ideológica. De hecho, según la teoría del periodismo contemporáneo, la primera etapa se apodó "periodismo ideológico", una prensa escrita al servicio de los ideales religiosos o del partido gobernante -posiblemente muchos pensarán que todavía seguimos estancados en esta fase de ocultamiento de la verdad-. Junto a todos estos medios de pastoreo de la ciudadanía, se encuentra la publicidad, otro útil que estuvo a merced de ideologías como el fascismo o del estalinismo. ¿Acaso alguien no recuerda la tierna escena de Stalin rodeado de niños, comportándose como padre de toda una nación próspera?

En resumidas cuentas, es sorprendente la gran influencia de los medios en la sociedad tanto del momento como la actual. Sin embargo, hace unas décadas, un nuevo invento ha ido -últimamente a unos pasos agigantados- menguando la importancia de la radio, la televisión y la prensa escrita en términos de manipulación popular. Internet, fuente inagotable de opiniones diferentes y hasta contrapuestas -un doblepensar según IngSoc, retornando al símil de la obra 1984- y aparentemente imperecedera, ha acaparado el terreno de la información. Sí es verdad que, gracias a la red, la libertad de expresión ha alcanzado límites hasta el momento insospechables y se ha convertido en un nuevo espacio de referencia y conocimiento mundial pero que, por otra parte, ha conformado un nuevo aliciente ideológico para el Gobierno y todos los grupos políticos.

Las nuevas tecnologías, que irrumpieron estrepitosamente y con una magna fuerza en este nuevo milenio, fueron acogidas al principio como unas herramientas del futuro que harían nuestra vida diaria más fácil gracias a la mecanización de las tareas. Por el contrario, a día de hoy, no son únicamente una comodidad más en nuestro perezoso mundo, sino una falsa necesidad que, en su ausencia, nos enajena, impidiéndonos incluso respirar. ¿Qué haríamos actualmente si no dispusiéramos de móviles de última generación, ordenadores multifunción o dispositivos táctiles como las tablets? O peor, ¿cómo conducirían su rebaño de ovejas los que poseen la hegemonía mundial? La desaparición de las tecnologías sí que sería una verdadera pérdida para ellos, amos de la Tierra.

Por otra parte, la vida digital paralela que parece haberse forjado no consiste solamente en la manipulación del criterio y la opinión de los individuos que, a la inversa de lo que dijo Aristóteles, se han transformado en animales no pensantes, guiados por un dueño del que desconfiar. La revolución de las comunicaciones ha traído consigo también un ambiente de espionaje masivo por parte de las potencias hegemónicas. Seguramente, el caso más mediático en los últimos meses haya sido la vigilancia de EE.UU. a diversos países con fines de "seguridad" y "libertad". No obstante, no nos engañemos, otros muchos países también luchan por ejercer su poder mediante espías que, por supuesto, tienen un papel fundamental en las nuevas tecnologías. Nuestras conversaciones de teléfono, las publicaciones en las redes sociales, la mensajería instantánea e incluso este mismo blog son leídos y releídos por un ser sin rostro en busca de sospechas o de información útil sobre cada uno de nosotros. Dato curioso a nombrar es que las ventas de esa novela de la que hemos estado hablando y que retrata perfectamente nuestra realidad, 1984, aumentaron en un 7000% en Amazon a raíz de la aparición del Caso Snowden.

Ahora bien, ¿por qué nos intentan convencer y dirigir creando falsas necesidades enajenadoras? ¿Para qué les interesa a naciones como Estados Unidos nuestra información personal? ¿Cuál es la meta de estas prácticas? ¿Distraer al pueblo e investigar acerca de él para, a hurtadillas, maquinar perversos planes que tengan como finalidad el acceso a la soberanía mundial? Entonces, ¿quieren hacerse con el poder absoluto? Mas, ¿cuál es el objetivo del poder? En resumidas cuentas, ninguno, porque el poder, queridos lectores; el ansiado poder es un fin en si mismo.



lunes, 28 de octubre de 2013

Literatura Vital (XI): Las dos hermanas

La Lujuria y la Muerte son dos buenas muchachas
que prodigan los besos y derrochan salud,
cuyo vientre que envuelve los harapos, es virgen
y en eternas fatigas no ha parido jamás.

Al poeta siniestro que odia a toda la familia
a quien mima el infierno, cortesano sin paga,
lupanares y tumbas dejan ver bajo frondas
la yaciya en que nunca durmió un cuerpo contrito.

Ataúdes y alcobas en blasfemias tan fértiles
como buenas hermanas nos darán a elegir
espantosos placeres y deleites horribles.

¿Cuándo vas a enterrarme, oh tú, inmunda Lujuria?
Muerte, ¿cuándo vendrás, su rival en encantos,
en sus mirtos infectos a injertar tus cipreses?

Las dos hermanas, poema 134 de Las flores del mal, Baudelaire C. [Traducción]


La Débauche et la Mort sont deux aimables filles,
Prodigues de baisers et riches de santé,
Dont le flanc toujours vierge et drapé de guenilles
Sous l'éternel labeur n'a jamais enfanté.

Au poète sinistre, ennemi des familles,
Favori de l'enfer, courtisan mal renté,
Tombeaux et lupanars montrent sous leurs charmilles
Un lit que le remords n'a jamais fréquenté.

Et la bière et l'alcôve en blasphèmes fécondes
Nous offrent tour à tour, comme deux bonnes soeurs,
De terribles plaisirs et d'affreuses douceurs.

Quand veux-tu m'enterrer, Débauche aux bras immondes?
Ô Mort, quand viendras-tu, sa rivale en attraits,
Sur ses myrtes infects enter tes noirs cyprès? 

Les deux soeurs, poème 134 de Les fleurs du mal, Baudelaire C.


domingo, 27 de octubre de 2013

Educación degenerativa (o la LOMCE)

La Educación no es tuya ni mía, sino nuestra. No pertenece, si se persigue la universalidad, a izquierdas o a derechas. La Educación es asunto de toda la comunidad, ya sea educativa o profesional, pues a todos nos debería interesar la cualificación de nuestras futuras generaciones.

A lo largo de la historia, se ha demostrado que la Educación es el eje vertebrador de cualquier sociedad y régimen político. Los nazis alemanes, allá por el ascenso al poder de Hitler, aprovecharon las escuelas para formar a los jóvenes en una ideología que, una vez calase hondo en una generación, perduraría durante años, pues todos pensarían y actuarían a merced del pensamiento nacionalsocialista.

Por el contrario, si se persigue como objetivo la construcción de un Estado justo, como el que buscó el ateniense Platón, deberemos impartir los criterios para formarlo a través de un sistema educativo de calidad. Es vergonzoso el hecho de que la mayoría de las personas no sepa que el primer sistema basado en guarderías, colegios y academias fue ideado hace más de veinticinco siglos. Incluso Platón aportó técnicas que actualmente los pedagogos han rescatado debido a su eficacia, como el "se aprende jugando". Platón apostaba por una Educación que, desde el principio, detectara la aspiración de cada individuo para orientar su futuro hacia una función concreta dentro de la sociedad. Si cada grupo social -gobernadores, guardianes y productores- se guiaban por el principio de especialización funcional se lograría la mayor virtud de todas: la primacía de la justicia dentro de un Estado.

Ahora es cuando debemos tratar el quid de la cuestión: ¿por qué no nos basamos en las teorías platónicas para lograr un sistema educativo que garantice un futuro de justicia y prosperidad? La respuesta es sencilla: porque realmente no conviene. ¿A nosotros? No, a ellos. ¿A ellos? Sí, a los que desean controlar nuestro pensamiento. ¿A quién interesa que analicemos críticamente los asuntos que afectan a nuestro país? Tal vez mediante la razón encontráramos la verdad que hay detrás de todo este entramado de ineptos. Para colmo, a la mayoría de los ciudadanos tampoco les merece la pena reflexionar. Un gasto inútil de energías, dicen. ¿Para qué vamos a pensar si ya existen autoridades que lo hacen por nosotros y a las cuales elegimos democráticamente?

Por todo ello, hay ciertas reformas en el nuevo sistema educativo del PP, la LOMCE, que hemos dejado pasar. Nos manifestamos por los recortes en becas, por el aumento del ratio de alumnos por clase, por las decisiones prematuras que nuestros jóvenes van a tener que tomar ya en la ESO, y por la polémica asignatura de Ciudadanía. Sin embargo, no defendemos la supresión de, quizás, la hecatombe que derrumbará -si cabe más- la Educación en España. Nos referimos al trato preferente de los dogmas católicos y, -seguramente lo más devastador- la desaparición de Ética y el cambio a modalidad de la asignatura Hª de la Filosofía. Es muy posible que gran parte del alumnado se alegre al escuchar esta última decisión del ministro Wert, pues a la mayoría todos los asuntos filosóficos se les antoja como una serie de opiniones y teorías sin sentido y como un coagulo existencial nada cercano a la realidad.

Es posible que quizás esa sea la base que hace fracasar estrepitosamente a nuestra Educación una y otra vez, reforma tras reforma. La Filosofía, disciplina que lo abarca todo, se ha restringido siempre a un segundo plano, como si ya no nos sirviera para nada. Mas los culpables no son únicamente los políticos, sino los obreros de a pie que nunca han luchado por la preservación del pensamiento humano ni se han molestado siquiera en reflexionar. Quizás ese sea el origen de nuestro devenir histórico: la falta de hábito en el filosofar. Si desde edades tempranas se impusiera una clase en el aula dedicada al debate y la argumentación subjetiva, siempre desde una perspectiva laica y no dogmática, se formarían humanos más humanizados -disculpad la redundancia-. Así, una vez ascendiéramos en la cumbre del saber y alcanzáramos niveles superiores, la historia de la Filosofía -toda esa amalgama de autores y obras- no nos resultaría un estudio amplisimo y monótono sin más, sino que nos serviría como elemento vehicular para alcanzar, de manera más exhaustiva, nuestra propia verdad.

Una pena que nada más se trate de una utopía, como la platónica, y que esta España de "Deseducación" apueste por la farsa y no por la búsqueda de la idea suprema.


lunes, 21 de octubre de 2013

El diablo que habita en sus ojos. Entrega 666

Me pregunto cómo no pudieron observar sus ojos. Su semblante mostraba una realidad distinta, pero sus ojos, reflejo del alma, descubrían sus verdaderas intenciones. Todos los ciudadanos veían como ascendía al poder a través de unas elecciones democráticas, sin embargo, nadie supo predecir sus perversos planes futuros. Su dieta era vegetariana, mas sus ojos se alimentaban de todas las muertes que sus electores no esperaban en un principio. Nadie supo verme; pasé desapercibido en sus pupilas.

Aquellos ineptos, una vez rendidos a sus pies, se dignaron a fijarse en su mirada y me vieron a mí. Comprendieron lo que sucedía, aquello que ocurriría en un futuro y el desastre que habían desatado. Fueron conscientes de todo el terror que habían puesto en libertad por no haberse desprendido de las apariencias que cubrían su emblemática figura. Legiones a su nombre, sirviéndome a mí. Países a sus órdenes que yo, internamente, le dictaba. No hubiera sido sin mí. Él no fue el gran líder, lo fui yo y mis inteligentes estratagemas. Murió como cualquier ser humano, pero yo allí persistí. Más vale decir que se mató, débil, aunque yo no fallecí junto a él, puesto que el Infierno es inextinguible.

Tras él -tras de mí- quedó un campo de batalla bañado en sangre. El Holocausto parecía haber quedado atrás; sin embargo, no fue así. La muerte y la crueldad solamente había hecho más que empezar. Su presencia en la faz de la Tierra había dado lugar a la peor de las barbaries, pero todavía perduraría aquel desastre. El mundo pasado, tras aquellos nefastos años de ardua guerra, había evolucionado hasta dar lugar al mundo actual, sede quizás más llena de injusticias, muertes, crueldades y, en especial, mal.

Él y Yo fuimos sus orígenes.


El Apocalipsis no tardaría en llegar...

lunes, 14 de octubre de 2013

¿Vocación? No, competición

Corto ¿Bailamos?, de JAF Producciones. Muy recomendable su visionado.

Tanto quienes estamos casi a las puertas de la Universidad como los que ya forman parte de los templos del saber, conocemos a la perfección cómo está el panorama actual. Todo el gentío de este mundillo quiere aprender a contrarreloj un par de idiomas, optar a una matrícula de honor que nos exente de pagos el próximo año, hacerse con una de las becas que el Gobierno reparte con cuentagotas, poseer varios títulos académicos y demás papeleo burocrático para rellenar nuestro ya rebosante e inservible curriculum.

Curriculum vitae. "Carrera de la vida", según los latinos. Y menuda carrera. Corre que corre nos encontramos, ya sea en busca de uno de los escasos puestos de trabajo en nuestra vieja España, viajando a la Alemania del desarrollo, o cruzando el Pacífico en transatlántico a la caza de una segunda oportunidad. Ciao, bella, que a día de hoy el frenesí de nuestras vidas nos apremia.

Somos la escoria que sobra en la Península. Los pobladores se refieren a nuestras migraciones como fuga de cerebros y, a nivel internacional, se nos conoce como nueva mano de obra de la que sacar partido. Pero, amigos, estamos prácticamente obligados -sea esta nuestra voluntad o no- a dar este paso. Un pasito, hacia delante, de futura nostalgia.

No obstante, no podremos sumergirnos en el mercado mundial del mañana más inmediato a menos que no apostemos por una de esas carreras -o competiciones- que tengan mayores "salidas". Curioso término para referirse a un grado universitario. Parece ser que existen algunas disciplinas que tienen una calle cortada, sin puerta de emergencia ni retorno posible. Por ello, ex catedra, nuestros padres y educadores nos aconsejan o recomiendan -o, sencillamente, nos imponen- todo aquello que posee una gran salida laboral.

¿Eres un apasionado de las Letras o un artista en vías de florecer y de expandir tu visión de vida? Peligro de extinción. ¿Por qué? Falta de salidas. ¡Malditas salidas que nos impiden incluso la entrada!

Mas no es tu voluntad en cursar una Ingeniería o Medicina -o cualquier otra carrera del futuro, según los expertos- la única que decidirá si dedicas tu existencia a esto. Todo depende del "gran examen" y la nota que obtengas en él. Quizás nadie pueda obligarte a no volcarte en lo que deseas, pero el "temido", sí. Y, por supuesto, para garantizar tu felicidad de ahora en adelante, solamente nos dedicaremos a aquello que nos permita sobrepasar satisfactoriamente este bache y conseguir los resultados esperados. Así que, queridos alumnos, comencemos a taladrar y repetir como papagayos la lección de vuestras vidas: no importa el aprendizaje ni la vocación, nuestra meta es la competividad.

Y así nuestro mundo se desmoronó. Un planeta ahora infeliz y esclavo del estrés de un camino que recorrer en el que, cuanto más avanzas, más se extiende. Y el ser de la Ilustración, que defendía la primacía de la inteligencia humana como instrumento para alcanzar la felicidad -ese fin máximo-, ha muerto. La libertad de escoger aquello con lo que realmente disfrutas ha quedado obsoleta a merced de un mundo globalizado. Al final, la vocación, maestría del presente, se rindió a los pies del exigente y competidor futuro. Desgraciadamente, a estas alturas, estudiamos para el mañana y no para la verdadera vida.

sábado, 12 de octubre de 2013

¿Justicia o injusticia? (II): El juicio de hoy

Políticos corruptos sin su condena penitenciaria correspondiente, asesinos que vagan por la calle tranquilamente, insignificantes ladronzuelos que no pueden ser juzgados por sus hurtos menores, reincidentes que por buena conducta son puestos en libertad antes de tiempo. Injusticias, en resumidas cuentas, para la mayoría. ¿Realmente la Justicia existe en España? ¿Y en otros países del mundo? Tal vez unos respondan a ambas cuestiones con un no rotundo, y otros solamente otorguen una negativa a la primera pregunta, pues creen que las medidas correctoras empleadas por otras naciones sí son adecuadas. ¿Qué penas son estas? La más agresiva que posiblemente nos viene a la mente es la condena a muerte, mas, ¿es efectivo este castigo?

No obstante, no adelantemos acontecimientos por ahora. Es necesario antes establecer un nexo con la Justicia que predominó en el ayer para caer en la cuenta del significado tan amplio que puede recibir este término hoy en día, puesto que ha variado desde el nacimiento de la Filosofía del Derecho. Como asiduamente proponemos, comenzaremos con una autorreflexión: ¿qué entendemos por Justicia?

Elaborar una definición universal sería el método idóneo según el filósofo griego Sócrates, llegando a la conclusión de que la justicia es tratar a todos por igual. A primera vista, parece completamente válida, pero tal vez en este terreno pantanoso ganarían los sofistas con su relativismo. Si realmente el concepto de justicia fuera universal e inmutable, todos los países se regirían por las mismas leyes. No obstante, recibiremos explicaciones diferentes acerca de la justicia si hablamos con un estadounidense, un español y un fundamentalista islámico, por poner unos cuantos ejemplos. Entonces, ¿cómo podemos imponer unas normas a seguir si ni siquiera podemos apuntar qué es lo justo? Esta quizás es la razón principal por la cual existen tantos sistemas judiciales y tantas leyes que, desde nuestro punto de vista sociocultural, nos parecen tan absurdas e ineficaces.

En los países desarrollados y civilizados, a lineas generales, ya nos hemos olvidado de aquel dicho ojo por ojo y diente por diente y hemos edificado un sistema judicial aparentemente sólido y justo. No nos detendremos a analizar la estructura de la Justicia actual, pero sí cabe resaltar el papel que juega un personaje que defiende nuestra individualidad en un juicio: el abogado. El abogado trata de, valiéndose de las leyes que gobiernan nuestro país, exculpar al acusado o víctima que le ha contratado. Para la mayoría, su trabajo nos resulta ejemplar y esencial para que el juez dé una sentencia justa y castigue a quien se ha aprovechado de la libertad del otro. No obstante, ¿acaso los asesinos o corruptos no poseen un abogado defensor? Hay ocasiones en las que el juego, la tergiversación y la picaresca de los abogados prevalece por encima de su erudición. Por tanto, ¿de veras los necesitamos? ¿Podríamos imaginar un mundo sin abogacía? En la comedia de dibujos animados Los Simpsons satirizan esta cuestión, tal y como se puede observar en el vídeo inferior.



A continuación, trataremos la Justicia en España en la actualidad. Ya son múltiples casos -tan significantes como el de Marta del Castillo o todos los vinculados a la corrupción- que han permitido que perdamos la credibilidad en la verdadera Justicia. U otras, a menor rango, como que un ladrón no será encarcelado si la posesión robada es económicamente inferior a quinientos euros. Todo esto nos hace replantearnos si este país funciona correctamente, pues parece ser que se recompensan a aquellos que infringen las normas y se comportan de manera poco cívica. Mas este no es un problema referente a la más inmediata actualidad, sino que ya en la pieza teatral Luces de Bohemia, Valle-Inclán dejó patente el esperpento que asola nuestra nación. Recordemos que Don Latino de Hispalis, compañero pícaro del protagonista Max Estrella, se queda con el billete de lotería premiado que pertenecía a su fallecido amigo que, para colmo, era ciego. Un sagaz símbolo de los premios que reciben los malvados e incompetentes en España.

Tras esta breve reflexión, ¿debería equipararse España a las legislaciones presentes en otras naciones? Por ejemplo, podríamos decir que la ley terrorista de EE.UU. es, al menos, efectiva, pero a un precio muy alto. Infringir la privacidad de los estadounidenses -y de todo el mundo, del que creen ser dueños- es una de las horrendas medidas que tienen que seguir para garantizar la paz y la ausencia de actos terroristas -y, como no, para ejercer su control-. Un Gran Hermano, como diría Orwell, autor de 1984.

Sin embargo, esta no es la más inhumana de las leyes, pues existen aún en muchos países la pena de muerte. Uno de ellos es, de nuevo, los polémicos Estados Unidos que, según un informe de Amnistía Internacional, desde 1977 hasta 2011, más de 1400 personas han perdido la vida por esta condena. ¿Un gobierno que impera por la seguridad y libertad del hombre puede infringir todos sus principios de esta manera? Parece que sí pero, ¿acaso está justificado seguir empleando una técnica tan medieval? De nuevo, gracias a otro informe reciente de Amnistía, hemos podido descubrir que la pena de muerte no reduce los delitos graves en países donde se aplica. Más bien hemos reafirmado nuestra creencia, porque sin llevar a cabo ningún estudio sabíamos que este castigo era totalmente inútil.

Otra pena muy discutida últimamente es la cadena perpetua. La mayoría pensará que la pena de muerte es mucho más dura y sí que pone punto final a la delincuencia del individuo; pero es necesario detenernos y entrar en un punto de inflexión. ¿Acaso el no poder decidir ni obrar libremente no es el peor de los veredictos? Los humanos nacemos libres y la cadena perpetua deshumaniza al infractor. Peor que la misma muerte, dirán algunos. Y, curiosamente, este castigo inhumano es defendido por ciertos españoles que claman justicia ante la pasividad de los tribunales que no castigan duramente a quienes les ha causado un perjuicio irreparable. ¿Entonces la mejor solución sería pagar con la misma piedra?

Concluyendo, la Justicia de la actualidad es un debate todavía abierto y muy complicado a la hora de llegar a un acuerdo común. No obstante, y aunque suene muy radical, ¿de verás creemos ser capaces de acabar con todas las injusticias en el mundo? Es imposible, pues somos ajenos a muchas de ellas -sólo somos informados de aquellas que gozan de interés mediático-. Además, ¿acaso no gritamos diariamente que se haga justicia? Pues para que la justicia sea posible, deben existir injusticias. Cada oveja con su pareja y, para conseguir nuestro propósito, está claro que debemos echar mano del contrario. ¿Hay, acaso, vida sin muerte o luz sin oscuridad?


martes, 1 de octubre de 2013

Literatura Vital (X): Cómo dar cuerda a un reloj

La persistencia de la memoria, S. Dalí

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Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

Instrucciones para dar cuerda a un reloj, J. Cortázar

sábado, 28 de septiembre de 2013

Filosofía en extinción


La Red Española de Filosofía ha elaborado este vídeo en contra de la Ley Wert, que pretende poner a la Filosofía en un segundo plano.

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Alrededor de veinticinco siglos de historia del pensamiento en Occidente. Unas ansias de conocer y descubrir que vinieron de la mano del primer gran filósofo, Tales de Mileto, y que ahora pretenden ser retenidas por el gran detractor del ser, José Ignacio Wert.

Parece ser que hoy en día ya a nadie importa la Filosofía. Los adultos, ocupados buscando un nuevo empleo estable, y los estudiantes, que perciben la asignatura como inútil y tediosa, no se preocupan en defender esta disciplina. Nos manifestamos contra los recortes en becas, el aumento del ratio de alumnos por clases y otros puntos polémicos de la Ley LOMCE, pero no prestamos atención al que quizás sea el postulado más detractor: Ética e Historia de la Filosofía podrían pasar a ser asignaturas de modalidad y no de formación básica. ¿Acaso a los estudiantes de Ciencias y Tecnología no les interesa saber reflexionar, dialogar, argumentar y conocer las teorías del pensamiento? Desgraciadamente, y como anteriormente se ha señalado, únicamente nos importan los presupuestos más bajos en materia educativa, no la desaparición de la Filosofía, un asunto no económico, pero sí humano e igual o incluso más esencial.

Y en una sociedad en la que vivimos al día, la labor de la Filosofía ha quedado aparentemente obsoleta. ¿Quién necesita pensar qué hacer si ya tenemos a superiores que nos dictan todo eso? ¿Quién necesita adentrarse en el corazón de la verdad si poseemos multitud de medios de comunicación que nos proporcionan lo que queremos saber? Ya no pensamos ni reflexionamos individualmente, pues en nuestro atareado día a día no queda respiro para malgastarlo en absurdeces. Eso piensan muchos pero, si algo tan valioso y útil ha perdurado durante tantísimo tiempo, ¿qué nos hace llegar a la conclusión de que ya no lo necesitamos?

Sin duda, esto es lo que quieren que pensemos realmente todos los políticos a la cabeza de cualquier país. Un pueblo menos informado y espiritualmente poco cualificado es mucho más fácil de gobernar y manipular. Al final, este es el verdadero objetivo de la Filosofía actual: no dejar que nos guíen a su antojo. Es más, la Política -incluida, junto a la Ética, en la Filosofía práctica-, la cual se basa en torno a la retórica, es un elemento indispensable para los políticos, los mismos que nos quieren hacer ver que la disciplina del pensar no tiene utilidad alguna a día de hoy. Sin Filosofía, sin retórica -una práctica cuyo significado ha ido variando desde la Antigua Grecia, evolucionando de ser "el arte de convencer mediante argumentos" al "arte de mentir"-, ellos no hubieran llegado a formarse como lo que son.

Si la educación es la base de un país, la Filosofía es el pilar de la educación. Al fin y al cabo, la Filosofía es la causa primera para la prosperidad futura. Si dejamos que pongan a las Humanidades, la disciplina civilizadora desde tiempos inmemoriales, en peligro de extinción, dejaremos de ser seres humanos. Los robots inanimados son fácilmente manejables, nosotros no, y todo se lo debemos a la razón, el criterio y la argumentación; elementos que incluye la más antigua de las tradiciones: el filosofar. Luchemos una vez más por la supervivencia del, hasta ahora imperecedero y valioso, ser pensante.


jueves, 26 de septiembre de 2013

Cambalache

Se dijo que la vida y, en concreto, el siglo XX, era un auténtico trueque malicioso con afán de ganancia, un verdadero cambalache. De la mano de este siglo vinieron las dos Guerras mundiales, el afán de poderío y las nuevas corrientes filosóficas que dieron un vuelco a la manera de observar el mundo. El siglo XX fue decisivo y, aunque cruel, sirvió de transición a la prosperidad -o decadencia, según nuestra visión positiva o negativa de la vida- que caracteriza a la actualidad.

Uno de nuestros cantantes más reconocidos, Joan Manuel Serrat, dijo una vez que Cambalache, original de Enrique Santos Discepolo, es una de las canciones que mejor describe el siglo XX, una época difícil, complicada y marrullera, que queramos o no nos toca transitar a todos juntos, añadiendo que, quizás por eso, le gusta tanto cantarla.

Un tango que proporciona una visión panorámica de la realidad de aquellos años que no dista mucho de lo que actualmente ocurre a nuestro alrededor, pues "hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor".



Que el mundo fue y será 
una porquería, ya lo sé. 
En el quinientos seis 
y en el dos mil, también. 
Que siempre ha habido chorros, 
maquiavelos y estafaos, 
contentos y amargaos, 
barones y dublés. 
Pero que el siglo veinte 
es un despliegue 
de maldá insolente, 
ya no hay quien lo niegue. 
Vivimos revolcaos en un merengue 
y en el mismo lodo 
todos manoseados. 

Hoy resulta que es lo mismo 
ser derecho que traidor, 
ignorante, sabio o chorro, 
generoso o estafador... 
¡Todo es igual! 
¡Nada es mejor! 
Lo mismo un burro 
que un gran profesor. 
No hay aplazaos ni escalafón, 
los inmorales nos han igualao. 
Si uno vive en la impostura 
y otro roba en su ambición, 
da lo mismo que si es cura, 
colchonero, Rey de Bastos, 
caradura o polizón. 

¡Pero qué falta de respeto, 
qué atropello a la razón!;
Cualquiera es un señor, 
cualquiera es un ladrón... 
Mezclao con Stravisky 
va Don Bosco y La Mignon, 
Don Chicho y Napoleón, 
Carnera y San Martín... 
Igual que en la vidriera 
irrespetuosa 
de los cambalaches 
se ha mezclao la vida, 
y herida por un sable sin remache 
ves llorar la Biblia 
 contra un calefón. 

Siglo veinte, cambalache 
problemático y febril... 
El que no llora no mama 
y el que no afana es un gil. 
¡Dale, nomás...! 
¡Dale, que va...! 
¡Que allá en el Horno 
nos vamos a encontrar! 
No pienses más; sentate a un lao, 
que a nadie importa si naciste honrao... 
Es lo mismo el que labura 
noche y día como un buey, 
que el que vive de los otros, 
que el que mata, que el que cura, 
o está fuera de la ley...

domingo, 22 de septiembre de 2013

Rendición con patatas fritas

Normalmente se suele objetar tras una encarnizada lucha que no hay ni ganadores ni perdedores. No obstante, a veces la obviedad es aplastante y debemos rendirnos a la presión. Siempre se trata de animar y llenar de coraje a nuestros allegados para que no se rindan. Repetimos, incansables, que existe una ínfima oportunidad. Repiten lo ya intentado, insaciables, y no admiten nunca su derrota. Aunque tratemos de alzar la voz, si solamente grita un solo individuo, la llamada será aplastada por el más absoluto silencio o por un grito todavía más potente.

La Historia va de rendiciones, de dejarse conquistar, de apartar a un lado las armas cuando ya no existe salida posible. Hoy en día somos dependientes de una influencia mayor, de una superpotencia. ¿Acaso nos autogobernamos nosotros o acatamos las instrucciones y órdenes procedentes de Alemania? Pero este no es un caso reciente ni novedoso; ya nos rendimos en su día al inamovible Imperio Romano que controlaba el Mediterráneo, aquel que apodaron mare nostrum.

Hay también derrotas que no son visibles hasta un tiempo después, pues el que alza el puño festejando la victoria lo hace escondido para que nadie lo perciba. La Guerra Fría es uno de los ejemplos más nítidos. El cese al conflicto fue bilateral y, a primera vista, ninguno de los dos bloques se proclamó vencedor incondicional. No obstante, el debilitamiento de la Europa del Este y el auge del nuevo continente, provocó que la hegemonía mundial la obtuviera solamente una de las potencias. Una partida ganada que fue visible de la manera más ridícula e insignificante posible: un McDonald´s. Una empresa de comida rápida supuso la ansiada victoria de los Estados Unidos.


Ocurrió un 31 de enero de 1990, con temperaturas bajo cero. Cinco mil rusos se habían congregado en la Plaza Pushkin, una de las más importantes de Moscú, a la espera de un delicioso filete de carne. Cinco mil rusos que habían cedido su fuerza al país norteamericano, cansados de sacrificar vanamente. Se habían arrodillado delante de su enemigo a cambio de un plato de comida. Abandonando todo por lo que el país había luchado durante décadas, cada uno de aquellos impacientes ciudadanos recogía su menú con patatas. Aquella M amarilla de proporciones espaciales representaba la superioridad del capitalismo y el entierro del verdadero comunismo -si alguna vez, en la práctica, dicha teoría había existido-.

Alrededor de ocho años después de la inauguración del primer McDonald´s, la compañía decidió construir otro local que se convertiría en el más grande del mundo. El McDonald´s más grande de todo el planeta Tierra, justamente en la sede de su último rival. Ese día se pudo anunciar la completa desaparición de los ideales de la antigua URSS. Sólo el ganador había prevalecido. No había más diversidad que la que marcaba Washington. De hecho, hoy, no hay más diversidad que la que nos impone nuestros estrictos comandantes.

La diferencia emerge, como la creciente China, pero está claro que nunca podrán convivir dos posiciones contrapuestas. Siempre existirá un elefante que deba aplastar a la hormiga. El orden mundial depende de un país solo, sea cual sea. Una nación que oprimirá, dictará y homogeneizará, y lo único que podremos hacer será acatar los mandatos y suplicar clemencia. Desgraciadamente, siempre nos tocará rendirnos a la evidencia.


miércoles, 18 de septiembre de 2013

El diablo que habita en sus ojos. Entrega 5


"En nombre de Dios Todopoderoso, repudias a Satanás y a todos sus malos espíritus [...]"

Bajo la atenta mirada del sumo pontífice, el cuerpo pegó un vuelco totalmente involuntario. El religioso permanecía de pie, con una actitud nerviosa e insegura, mientras recitaba más de sus sagradas oraciones. Sostenía una cruz de madera, símbolo del cristianismo, colocada encima de su propio pecho.

Yo ya había poseído en otra ocasión el cuerpo de otro joven, no perdiendo así la costumbre de predicar mis mandamientos -aquellos que se pueden reducir a la regla "harás el mal"-. Invadido por mi esencia, su alma no era motor de su cuerpo, pues sentía impulsos malignos tal y como el eclesiástico citó.

Me resulta una situación verdaderamente cómica estos rituales tan plasmados en obras cinematográficas recientes. Todo parece tan sencillo como que un alto cargo de la Iglesia rocíe sobre el endemoniado un agua contaminada por la gracia de Dios y repita unas vanas palabras. En aquella ocasión, burlesco, decidí montar un espectáculo para justificar mi teoría.

Sin poder dominar el torso invadido por el Mal del muchacho, se aproximó a su corazón ese símbolo bíblico tan característico. Respondiendo al inhumano poder que posee la cruz sobre el diablo, proyecté un grito sordo a través de las cuerdas vocales del sujeto que en aquellos momentos se retorcía sobre el suelo.

A continuación, el pontífice recitó otro conjunto de oraciones al mismo tiempo que esparcía unas gotas de agua bendita sobre el tronco y la cara del chico. El chillido fue estridente y continuo. Le ardía su demoniaca piel, lo sagrado se introducía en sus venas mezclándose con su sangre.

Triunfante, el devoto dio la buena noticia a la familia del recién exorcitado. La bondad de Jesucristo había prevalecido sobre el maligno Belcebú. Tan satisfactorio resultó aquel proceso de sanación que, cuando el joven salió de aquella habitación lo hizo con una media sonrisa, dejándola vacía de cualquier espíritu. Únicamente quedó una sala repleta de imágenes de santos e iconos cristianos, y un pontífice derrumbado sobre el suelo, bañado en el charco de su propia agraciada sangre borgoña.

martes, 17 de septiembre de 2013

Invítame a pensar

Hablemos sobre nuestras reflexiones. Hablemos acerca de cómo nos hace reflexionar el resto de nuestros allegados. Hablemos de cómo un libro nos hace emerger unos sentimientos escondidos, de cómo una película nos hace llorar desconsoladamente.

Para comenzar a filosofar necesitamos un referente, un estímulo que mueva esos pensamientos que almacena nuestra cabeza pero que no dejamos oír. Es un absoluto placer saber que soy esa razón por la que muchos valoran ciertos aspectos de su vida, pues aunque lejano y generalista es todo lo que digo, mi intento es que pueda aplicarse a cualquier caso individual. En esta ocasión, descubrimos a una nueva filósofa, Mrs. Z, que nos va a relatar cómo trata su necesidad de pensar y qué le motiva a hacerlo, en concreto, este blog. Gracias por tu colaboración y espero con ansias que todos disfruten tanto como yo de esta prematura -aunque ya experta- reflexión.


<< Respondiendo a la petición de mi queridísimo amigo, aquí me hallo, escribiendo una entrada que espero que le resulte satisfactoria.

La primera vez que me dijo que tenía un blog, me pregunté por qué no me  lo había dicho antes. Hacía relativamente poco que nos conocíamos y mi interés por conocerle más y más estaba presente, y sigue estándolo a día de hoy.

Entré y me quedé fascinada por la nueva faceta que había descubierto del que hoy, sería mi mejor amigo. No todo el mundo tiene la capacidad de hacer lo que él hace, y menos de manera tan increíble. Cada semana pone un poco de él en este blog y lo regala al mundo.

A pesar de mi interés por los pedacitos que había de él en cada entrada, yo, al llegar al final del blog, haciendo partícipe a mi lado infantil, dediqué mi atención a los pequeños peces a los que había que alimentar. Me lo tomé como una trivialidad, como algo divertido a lo que suelo apelar más de una vez porque la diversión es algo imprescindible en mi vida, pero también vi la otra cara de la moneda. Me servía como excusa para no centrarme y reflexionar. Suelo evitar hacerlo, por supuesto, no de manera intencionada.  Al parecer es mi modus operandi. Cuando leo sus entradas suelo trasladar el tema, a veces de manera un tanto rebuscada, al significado de mi vida. Hay ciertas cosas de las que no me gusta hablar, porque al hablar de ellas, me parece que adquieren realidad, que se vuelven físicas, cuando en mi cabeza son solamente dibujos que puedo apartar de manera más o menos fácil.  El escucharme decir mis pensamientos es algo que por lo visto no me gusta. Prefiero esconderlo para ver si con suerte desaparece o se soluciona. Algunas veces es así, pero otras no, y ahí es cuando aparece el problema. Intento guardarlo, cosa que sé que no está bien, pero no me resulta agradable que mis problemas adquieran realidad. Cuando ya no me veo capaz de seguir ignorándolo, lo confío a alguna persona que sé que me va a ayudar y que no va a hacer que me sienta más estúpida de lo que ya me siento. De nuevo entra él, que me suele ayudar, que sé que puedo contarle lo que sea, y que el 99% de las veces me ayuda (margen de error del 1%). Por eso y por tantas muchas cosas, le doy las gracias. Gracias por dejar que participe en una parte de ti como esta. Gracias por dejar que mi presencia en tu vida no se desvanezca, esa suerte. Y gracias por hacer que mi día a día sea un poquito mejor.>>
Mrs. Z