Hablemos sobre nuestras reflexiones. Hablemos acerca de cómo nos hace reflexionar el resto de nuestros allegados. Hablemos de cómo un libro nos hace emerger unos sentimientos escondidos, de cómo una película nos hace llorar desconsoladamente.
Para comenzar a filosofar necesitamos un referente, un estímulo que mueva esos pensamientos que almacena nuestra cabeza pero que no dejamos oír. Es un absoluto placer saber que soy esa razón por la que muchos valoran ciertos aspectos de su vida, pues aunque lejano y generalista es todo lo que digo, mi intento es que pueda aplicarse a cualquier caso individual. En esta ocasión, descubrimos a una nueva filósofa, Mrs. Z, que nos va a relatar cómo trata su necesidad de pensar y qué le motiva a hacerlo, en concreto, este blog. Gracias por tu colaboración y espero con ansias que todos disfruten tanto como yo de esta prematura -aunque ya experta- reflexión.
<< Respondiendo a la petición de mi
queridísimo amigo, aquí me hallo, escribiendo una entrada que espero que le
resulte satisfactoria.
La primera vez que me dijo que
tenía un blog, me pregunté por qué no me
lo había dicho antes. Hacía relativamente poco que nos conocíamos y mi
interés por conocerle más y más estaba presente, y sigue estándolo a día de
hoy.
Entré y me quedé fascinada por la
nueva faceta que había descubierto del que hoy, sería mi mejor amigo. No todo
el mundo tiene la capacidad de hacer lo que él hace, y menos de manera tan
increíble. Cada semana pone un poco de él en este blog y lo regala al mundo.
A pesar de mi interés por los pedacitos que había de él en
cada entrada, yo, al llegar al final del blog, haciendo partícipe a mi lado
infantil, dediqué mi atención a los pequeños peces a los que había que
alimentar. Me lo tomé como una trivialidad, como algo divertido a lo que suelo
apelar más de una vez porque la diversión es algo imprescindible en mi vida,
pero también vi la otra cara de la moneda. Me servía como excusa para no
centrarme y reflexionar. Suelo evitar hacerlo, por supuesto, no de manera
intencionada. Al parecer es mi modus operandi. Cuando leo sus entradas
suelo trasladar el tema, a veces de manera un tanto rebuscada, al significado de mi vida. Hay ciertas cosas de las que no me gusta hablar, porque al hablar de
ellas, me parece que adquieren realidad, que se vuelven físicas, cuando en mi
cabeza son solamente dibujos que puedo apartar de manera más o menos fácil. El escucharme decir mis pensamientos es algo
que por lo visto no me gusta. Prefiero esconderlo para ver si con suerte desaparece
o se soluciona. Algunas veces es así, pero otras no, y ahí es cuando aparece el
problema. Intento guardarlo, cosa que sé que no está bien, pero no me resulta
agradable que mis problemas adquieran realidad. Cuando ya no me veo capaz de
seguir ignorándolo, lo confío a alguna persona que sé que me va a ayudar y que
no va a hacer que me sienta más estúpida de lo que ya me siento. De nuevo entra
él, que me suele ayudar, que sé que puedo contarle lo que sea, y que el 99% de
las veces me ayuda (margen de error del 1%). Por eso y por tantas muchas cosas,
le doy las gracias. Gracias por dejar que participe en una parte de ti como
esta. Gracias por dejar que mi presencia en tu vida no se
desvanezca, esa suerte. Y gracias por hacer que mi día a día sea un poquito
mejor.>>
Mrs. Z
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