Dos años de reinvención

Dos años de reinvención
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jueves, 30 de agosto de 2012

Mis pequeñas batallitas

Madurar es experiencia. Por eso dicen que los más sabios, los mayores prudentes son nuestros queridos ancianos. La vejez es una etapa maravillosa aunque muchos piensen los contrario. Creo que irse consumiendo lentamente mientras tu infinita sabiduría aumenta, es fascinante.

No sé cómo será mi futuro, qué camino me dirigirá al final de mi vida pero espero poder sentarme en un amplio sillón, al lado de una incandescente chimenea y rodeado por mis nietos que escucharán, atentos, mis historias. Suena muy fantástico, semejante a una película, pero ojalá se cumpla.

"Cuando era joven...", comenzaría, haciendo énfasis en la palabra joven como si estuviera tan fuera de mi alcance que ni siquiera pudiera rozarla con mis arrugados dedos.

Podría contar muchas cosas sobre mi vida, toda la gente que entró en mi vida y se fue y en qué me fallaron, cuándo el amor me sorprendió con una efímera felicidad y cuándo dejó de hacerlo mostrando su crueldad. Podría hablar sobre los amigos que se olvidaron de mí o sobre aquellos que se borraron de mi memoria. Podría hablar sobre los instantes de sufrimiento, aunque tal vez no lo haría, ya que los momentos felices, los mágicos, los eclipsan parcialmente. Podría contar muchas cosas, algunas sin importancia. O podría pronunciar palabras que no signifiquen nada.

Podría recordar. A gente, por ejemplo. Lo que sí que estoy seguro es que no recordaría a las personas que diariamente veía, a las que aborrecía. Aquellas con las que no conectaba, que no significaban nada y de las cuales no confiaba. Aquellas con las que los momentos incómodos abundaban. Sólo recordaría a las personas que me hicieron sentir algo, las que están lejos. Mucha gente, por supuesto, aunque de las cuales ya todas estarían muertas, al menos para mí. La distancia es traicionera y nos pone a prueba. Pero cuando realmente dichas personas superan ese difícil reto, son las que realmente valen la pena, las que te demuestran que son las correctas.

Esas personas a las que quieres con toda tu fuerza aunque no puedas demostrarle tu amor diariamente serán las protagonistas de tus batallitas. Y te lo asegura un carcamal que, aunque joven, sabe mucho de la vida.

lunes, 27 de agosto de 2012

Pan duro

Repugnante. Sólo puedo describir todo este asunto con una sencilla palabra. Repugnante.

Calcinar tu propia sangre, a tus propios hijos, es muy ruin. Pero el encubrimiento durante este largo tiempo, las caras de pena y las lágrimas de cocodrilo lo son más aún.

Menos mal que tenemos una justicia espléndida que condenara a tan vomitivo criminal con lo que se merece. Menos mal que sé manejar la ironía para reírme de un país que me da vergüenza.

Yo, al menos, no albergo más esperanzas. Siempre habrá espacio para un asesino más, en una de las cárceles superpobladas donde la comida, el pan duro y el agua corriente nunca faltará. Ya sabéis, si estáis en el umbral de la pobreza, matad. Conseguiréis una vivienda digna, aunque sea compartida con delincuentes. Y cuando os rebajen la pena por buen comportamiento y os echen, repetid la acción.

Se castiga con sufrimiento pero, supongo que, en España, para los asesinos sólo hay recompensas.

domingo, 26 de agosto de 2012

Historias para no dormir

Las noches se hacían interminables. En medio de un calor desmesurado, había algo que me causaba más inquietud, más frío sudor que la propia calima nocturna. Algo me preocupaba, pero no había signos para descubrir qué. Sólo sabía que no podía parar de pensar en nada, de dar vueltas a un problema que no existía. Desesperante es estar nervioso y no saber por qué.

Tras tres noches más con huelga de sueño, decidí relajarme, llegar al corazón del asunto, a la pieza central del rompecabezas, siguiendo los consejos de una buena amiga. Inspiré. Espiré. Y sin llegar a descubrir cuál era mi inquietud, me dormí.

Cuando desperté, me levanté sonriendo. Quizás no dormía por aquello. Mi primer principio moral para ser feliz es despertarme siempre con una sonrisa dibujada en la cara, para que a la vez mi mañana me sonría. Hacía días que las malas noticias, los pésimos sentimientos eclipsaban mi felicidad. Por eso, comprendí, no dormía. Quería que cuando me despertara, lo hiciera con mi cara más risueña, desechando todas las preocupaciones. Sin duda, soy un hombre que no traiciona sus principios.

jueves, 23 de agosto de 2012

Rêve, Amélie, rêve...

Amante de las miradas, de los pequeños gestos, de acciones sin importancia. Ama romper con la cuchara la capa que se forma a causa del frío en la crème brûle. También, le encanta hacerse preguntas estúpidas como cuántos orgasmos están ocurriendo en este mismo instante en todo París.

Aficiones que ni siquiera se pueden considerar aficiones, pero sí como detalles que dan luz a la vida, dándole un sentido que la razón nunca comprenderá.

A todos nos gustaría ser un poco como Amélie Poulain. Sí, tal vez sea un poco insegura, un tanto tímida, pero también sabe apreciar una esencia que nadie nunca podremos encontrar. Rêve, Amélie, rêve et vis. Los sueños, en su justa medida, nos hacen vivir. Al fin y al cabo, los pequeños detalles hacen a los grandes rasgos insignificantes.