Como la magnífica novela de ciencia-ficción del francés Julio Verne, Viaje al centro de la Tierra, yo, personalmente, deseo desentrañar los misterios de un indispensable organismo social con crecientes necesidades de remodelación y actualización: la Universidad. Para ello, lo mejor es viajar al centro, al corazón de esta institución para descubrir, en primer lugar, qué es y qué significa. Una vez descubierto esto y revelada su misión, deberemos cuestionarnos sus pilares y, ante todo, si actualmente se están cumpliendo los requisitos básicos que antaño se seguían a rajatabla para la búsqueda de tal fin. No obstante, esto tan solo son divagaciones: no traigo respuestas. Al menos por ahora no. Sí, es cierto que podría enumerar una serie de afirmaciones, pero, puesto que todavía son dubitativas y escasas en fundamentos, prefiero reservarlas. No os inquietéis, no tardaré en volver con soluciones, no únicas ni universales, pero sí válidas para mi más inmediato alrededor -paciencia, lectores, por algo se empieza: los asuntos pequeños pueden convertirse en auténticos debates globales-. Volveré pronto, lo prometo. O, al menos, volveré. Espero haberme enriquecido a mi vuelta y otorgar a la sociedad todo lo que vaya a proporcionarme humanamente esta irrepetible experiencia. Mientras tanto, vosotros seréis los encargados de intentar dar contestación a todos estos urgentes interrogantes.
Descubramos la Universidad. Trabajemos todos unidos. Pongamos nuestro talento al servicio de la comunidad.
Hasta pronto.
"La comprensión de que la vida es absurda no puede ser un fin, sino un comienzo" -Albert Camus
jueves, 26 de junio de 2014
viernes, 13 de junio de 2014
Penélope
La fiel Penélope teje de día y desteje por la noche. No avanza, espera. No espera, se detiene.
La fiel Penélope tiene a su espalda decenas de pretendientes. No rechaza, calla. No calla, desprecia.
La fiel Penélope solo dirige la vista a los mares. No se achica, tiene esperanza. No tiene esperanza, sino fe.
La fiel Penélope espera a su héroe. No quiere, adora. No adora, lo ama.
La fiel Penélope teje de día y desteje de noche. No avanza, permanece quieta. No se queda quieta, se derrumba.
La fiel Penélope espera a algo que, quizás, en esta contemporánea epopeya, jamás llegará.
Penélope, en su espera, desespera. Siento ser yo la deidad que maneje tus acciones y el destino y, a la vez, cure tu ceguera.
Penélope, vive, sé tú: nunca más destejas.
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