Como la magnífica novela de ciencia-ficción del francés Julio Verne, Viaje al centro de la Tierra, yo, personalmente, deseo desentrañar los misterios de un indispensable organismo social con crecientes necesidades de remodelación y actualización: la Universidad. Para ello, lo mejor es viajar al centro, al corazón de esta institución para descubrir, en primer lugar, qué es y qué significa. Una vez descubierto esto y revelada su misión, deberemos cuestionarnos sus pilares y, ante todo, si actualmente se están cumpliendo los requisitos básicos que antaño se seguían a rajatabla para la búsqueda de tal fin. No obstante, esto tan solo son divagaciones: no traigo respuestas. Al menos por ahora no. Sí, es cierto que podría enumerar una serie de afirmaciones, pero, puesto que todavía son dubitativas y escasas en fundamentos, prefiero reservarlas. No os inquietéis, no tardaré en volver con soluciones, no únicas ni universales, pero sí válidas para mi más inmediato alrededor -paciencia, lectores, por algo se empieza: los asuntos pequeños pueden convertirse en auténticos debates globales-. Volveré pronto, lo prometo. O, al menos, volveré. Espero haberme enriquecido a mi vuelta y otorgar a la sociedad todo lo que vaya a proporcionarme humanamente esta irrepetible experiencia. Mientras tanto, vosotros seréis los encargados de intentar dar contestación a todos estos urgentes interrogantes.
Descubramos la Universidad. Trabajemos todos unidos. Pongamos nuestro talento al servicio de la comunidad.
Hasta pronto.
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