La fiel Penélope teje de día y desteje por la noche. No avanza, espera. No espera, se detiene.
La fiel Penélope tiene a su espalda decenas de pretendientes. No rechaza, calla. No calla, desprecia.
La fiel Penélope solo dirige la vista a los mares. No se achica, tiene esperanza. No tiene esperanza, sino fe.
La fiel Penélope espera a su héroe. No quiere, adora. No adora, lo ama.
La fiel Penélope teje de día y desteje de noche. No avanza, permanece quieta. No se queda quieta, se derrumba.
La fiel Penélope espera a algo que, quizás, en esta contemporánea epopeya, jamás llegará.
Penélope, en su espera, desespera. Siento ser yo la deidad que maneje tus acciones y el destino y, a la vez, cure tu ceguera.
Penélope, vive, sé tú: nunca más destejas.
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