Dos años de reinvención

Dos años de reinvención
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lunes, 28 de octubre de 2013

Literatura Vital (XI): Las dos hermanas

La Lujuria y la Muerte son dos buenas muchachas
que prodigan los besos y derrochan salud,
cuyo vientre que envuelve los harapos, es virgen
y en eternas fatigas no ha parido jamás.

Al poeta siniestro que odia a toda la familia
a quien mima el infierno, cortesano sin paga,
lupanares y tumbas dejan ver bajo frondas
la yaciya en que nunca durmió un cuerpo contrito.

Ataúdes y alcobas en blasfemias tan fértiles
como buenas hermanas nos darán a elegir
espantosos placeres y deleites horribles.

¿Cuándo vas a enterrarme, oh tú, inmunda Lujuria?
Muerte, ¿cuándo vendrás, su rival en encantos,
en sus mirtos infectos a injertar tus cipreses?

Las dos hermanas, poema 134 de Las flores del mal, Baudelaire C. [Traducción]


La Débauche et la Mort sont deux aimables filles,
Prodigues de baisers et riches de santé,
Dont le flanc toujours vierge et drapé de guenilles
Sous l'éternel labeur n'a jamais enfanté.

Au poète sinistre, ennemi des familles,
Favori de l'enfer, courtisan mal renté,
Tombeaux et lupanars montrent sous leurs charmilles
Un lit que le remords n'a jamais fréquenté.

Et la bière et l'alcôve en blasphèmes fécondes
Nous offrent tour à tour, comme deux bonnes soeurs,
De terribles plaisirs et d'affreuses douceurs.

Quand veux-tu m'enterrer, Débauche aux bras immondes?
Ô Mort, quand viendras-tu, sa rivale en attraits,
Sur ses myrtes infects enter tes noirs cyprès? 

Les deux soeurs, poème 134 de Les fleurs du mal, Baudelaire C.


domingo, 27 de octubre de 2013

Educación degenerativa (o la LOMCE)

La Educación no es tuya ni mía, sino nuestra. No pertenece, si se persigue la universalidad, a izquierdas o a derechas. La Educación es asunto de toda la comunidad, ya sea educativa o profesional, pues a todos nos debería interesar la cualificación de nuestras futuras generaciones.

A lo largo de la historia, se ha demostrado que la Educación es el eje vertebrador de cualquier sociedad y régimen político. Los nazis alemanes, allá por el ascenso al poder de Hitler, aprovecharon las escuelas para formar a los jóvenes en una ideología que, una vez calase hondo en una generación, perduraría durante años, pues todos pensarían y actuarían a merced del pensamiento nacionalsocialista.

Por el contrario, si se persigue como objetivo la construcción de un Estado justo, como el que buscó el ateniense Platón, deberemos impartir los criterios para formarlo a través de un sistema educativo de calidad. Es vergonzoso el hecho de que la mayoría de las personas no sepa que el primer sistema basado en guarderías, colegios y academias fue ideado hace más de veinticinco siglos. Incluso Platón aportó técnicas que actualmente los pedagogos han rescatado debido a su eficacia, como el "se aprende jugando". Platón apostaba por una Educación que, desde el principio, detectara la aspiración de cada individuo para orientar su futuro hacia una función concreta dentro de la sociedad. Si cada grupo social -gobernadores, guardianes y productores- se guiaban por el principio de especialización funcional se lograría la mayor virtud de todas: la primacía de la justicia dentro de un Estado.

Ahora es cuando debemos tratar el quid de la cuestión: ¿por qué no nos basamos en las teorías platónicas para lograr un sistema educativo que garantice un futuro de justicia y prosperidad? La respuesta es sencilla: porque realmente no conviene. ¿A nosotros? No, a ellos. ¿A ellos? Sí, a los que desean controlar nuestro pensamiento. ¿A quién interesa que analicemos críticamente los asuntos que afectan a nuestro país? Tal vez mediante la razón encontráramos la verdad que hay detrás de todo este entramado de ineptos. Para colmo, a la mayoría de los ciudadanos tampoco les merece la pena reflexionar. Un gasto inútil de energías, dicen. ¿Para qué vamos a pensar si ya existen autoridades que lo hacen por nosotros y a las cuales elegimos democráticamente?

Por todo ello, hay ciertas reformas en el nuevo sistema educativo del PP, la LOMCE, que hemos dejado pasar. Nos manifestamos por los recortes en becas, por el aumento del ratio de alumnos por clase, por las decisiones prematuras que nuestros jóvenes van a tener que tomar ya en la ESO, y por la polémica asignatura de Ciudadanía. Sin embargo, no defendemos la supresión de, quizás, la hecatombe que derrumbará -si cabe más- la Educación en España. Nos referimos al trato preferente de los dogmas católicos y, -seguramente lo más devastador- la desaparición de Ética y el cambio a modalidad de la asignatura Hª de la Filosofía. Es muy posible que gran parte del alumnado se alegre al escuchar esta última decisión del ministro Wert, pues a la mayoría todos los asuntos filosóficos se les antoja como una serie de opiniones y teorías sin sentido y como un coagulo existencial nada cercano a la realidad.

Es posible que quizás esa sea la base que hace fracasar estrepitosamente a nuestra Educación una y otra vez, reforma tras reforma. La Filosofía, disciplina que lo abarca todo, se ha restringido siempre a un segundo plano, como si ya no nos sirviera para nada. Mas los culpables no son únicamente los políticos, sino los obreros de a pie que nunca han luchado por la preservación del pensamiento humano ni se han molestado siquiera en reflexionar. Quizás ese sea el origen de nuestro devenir histórico: la falta de hábito en el filosofar. Si desde edades tempranas se impusiera una clase en el aula dedicada al debate y la argumentación subjetiva, siempre desde una perspectiva laica y no dogmática, se formarían humanos más humanizados -disculpad la redundancia-. Así, una vez ascendiéramos en la cumbre del saber y alcanzáramos niveles superiores, la historia de la Filosofía -toda esa amalgama de autores y obras- no nos resultaría un estudio amplisimo y monótono sin más, sino que nos serviría como elemento vehicular para alcanzar, de manera más exhaustiva, nuestra propia verdad.

Una pena que nada más se trate de una utopía, como la platónica, y que esta España de "Deseducación" apueste por la farsa y no por la búsqueda de la idea suprema.


lunes, 21 de octubre de 2013

El diablo que habita en sus ojos. Entrega 666

Me pregunto cómo no pudieron observar sus ojos. Su semblante mostraba una realidad distinta, pero sus ojos, reflejo del alma, descubrían sus verdaderas intenciones. Todos los ciudadanos veían como ascendía al poder a través de unas elecciones democráticas, sin embargo, nadie supo predecir sus perversos planes futuros. Su dieta era vegetariana, mas sus ojos se alimentaban de todas las muertes que sus electores no esperaban en un principio. Nadie supo verme; pasé desapercibido en sus pupilas.

Aquellos ineptos, una vez rendidos a sus pies, se dignaron a fijarse en su mirada y me vieron a mí. Comprendieron lo que sucedía, aquello que ocurriría en un futuro y el desastre que habían desatado. Fueron conscientes de todo el terror que habían puesto en libertad por no haberse desprendido de las apariencias que cubrían su emblemática figura. Legiones a su nombre, sirviéndome a mí. Países a sus órdenes que yo, internamente, le dictaba. No hubiera sido sin mí. Él no fue el gran líder, lo fui yo y mis inteligentes estratagemas. Murió como cualquier ser humano, pero yo allí persistí. Más vale decir que se mató, débil, aunque yo no fallecí junto a él, puesto que el Infierno es inextinguible.

Tras él -tras de mí- quedó un campo de batalla bañado en sangre. El Holocausto parecía haber quedado atrás; sin embargo, no fue así. La muerte y la crueldad solamente había hecho más que empezar. Su presencia en la faz de la Tierra había dado lugar a la peor de las barbaries, pero todavía perduraría aquel desastre. El mundo pasado, tras aquellos nefastos años de ardua guerra, había evolucionado hasta dar lugar al mundo actual, sede quizás más llena de injusticias, muertes, crueldades y, en especial, mal.

Él y Yo fuimos sus orígenes.


El Apocalipsis no tardaría en llegar...

lunes, 14 de octubre de 2013

¿Vocación? No, competición

Corto ¿Bailamos?, de JAF Producciones. Muy recomendable su visionado.

Tanto quienes estamos casi a las puertas de la Universidad como los que ya forman parte de los templos del saber, conocemos a la perfección cómo está el panorama actual. Todo el gentío de este mundillo quiere aprender a contrarreloj un par de idiomas, optar a una matrícula de honor que nos exente de pagos el próximo año, hacerse con una de las becas que el Gobierno reparte con cuentagotas, poseer varios títulos académicos y demás papeleo burocrático para rellenar nuestro ya rebosante e inservible curriculum.

Curriculum vitae. "Carrera de la vida", según los latinos. Y menuda carrera. Corre que corre nos encontramos, ya sea en busca de uno de los escasos puestos de trabajo en nuestra vieja España, viajando a la Alemania del desarrollo, o cruzando el Pacífico en transatlántico a la caza de una segunda oportunidad. Ciao, bella, que a día de hoy el frenesí de nuestras vidas nos apremia.

Somos la escoria que sobra en la Península. Los pobladores se refieren a nuestras migraciones como fuga de cerebros y, a nivel internacional, se nos conoce como nueva mano de obra de la que sacar partido. Pero, amigos, estamos prácticamente obligados -sea esta nuestra voluntad o no- a dar este paso. Un pasito, hacia delante, de futura nostalgia.

No obstante, no podremos sumergirnos en el mercado mundial del mañana más inmediato a menos que no apostemos por una de esas carreras -o competiciones- que tengan mayores "salidas". Curioso término para referirse a un grado universitario. Parece ser que existen algunas disciplinas que tienen una calle cortada, sin puerta de emergencia ni retorno posible. Por ello, ex catedra, nuestros padres y educadores nos aconsejan o recomiendan -o, sencillamente, nos imponen- todo aquello que posee una gran salida laboral.

¿Eres un apasionado de las Letras o un artista en vías de florecer y de expandir tu visión de vida? Peligro de extinción. ¿Por qué? Falta de salidas. ¡Malditas salidas que nos impiden incluso la entrada!

Mas no es tu voluntad en cursar una Ingeniería o Medicina -o cualquier otra carrera del futuro, según los expertos- la única que decidirá si dedicas tu existencia a esto. Todo depende del "gran examen" y la nota que obtengas en él. Quizás nadie pueda obligarte a no volcarte en lo que deseas, pero el "temido", sí. Y, por supuesto, para garantizar tu felicidad de ahora en adelante, solamente nos dedicaremos a aquello que nos permita sobrepasar satisfactoriamente este bache y conseguir los resultados esperados. Así que, queridos alumnos, comencemos a taladrar y repetir como papagayos la lección de vuestras vidas: no importa el aprendizaje ni la vocación, nuestra meta es la competividad.

Y así nuestro mundo se desmoronó. Un planeta ahora infeliz y esclavo del estrés de un camino que recorrer en el que, cuanto más avanzas, más se extiende. Y el ser de la Ilustración, que defendía la primacía de la inteligencia humana como instrumento para alcanzar la felicidad -ese fin máximo-, ha muerto. La libertad de escoger aquello con lo que realmente disfrutas ha quedado obsoleta a merced de un mundo globalizado. Al final, la vocación, maestría del presente, se rindió a los pies del exigente y competidor futuro. Desgraciadamente, a estas alturas, estudiamos para el mañana y no para la verdadera vida.

sábado, 12 de octubre de 2013

¿Justicia o injusticia? (II): El juicio de hoy

Políticos corruptos sin su condena penitenciaria correspondiente, asesinos que vagan por la calle tranquilamente, insignificantes ladronzuelos que no pueden ser juzgados por sus hurtos menores, reincidentes que por buena conducta son puestos en libertad antes de tiempo. Injusticias, en resumidas cuentas, para la mayoría. ¿Realmente la Justicia existe en España? ¿Y en otros países del mundo? Tal vez unos respondan a ambas cuestiones con un no rotundo, y otros solamente otorguen una negativa a la primera pregunta, pues creen que las medidas correctoras empleadas por otras naciones sí son adecuadas. ¿Qué penas son estas? La más agresiva que posiblemente nos viene a la mente es la condena a muerte, mas, ¿es efectivo este castigo?

No obstante, no adelantemos acontecimientos por ahora. Es necesario antes establecer un nexo con la Justicia que predominó en el ayer para caer en la cuenta del significado tan amplio que puede recibir este término hoy en día, puesto que ha variado desde el nacimiento de la Filosofía del Derecho. Como asiduamente proponemos, comenzaremos con una autorreflexión: ¿qué entendemos por Justicia?

Elaborar una definición universal sería el método idóneo según el filósofo griego Sócrates, llegando a la conclusión de que la justicia es tratar a todos por igual. A primera vista, parece completamente válida, pero tal vez en este terreno pantanoso ganarían los sofistas con su relativismo. Si realmente el concepto de justicia fuera universal e inmutable, todos los países se regirían por las mismas leyes. No obstante, recibiremos explicaciones diferentes acerca de la justicia si hablamos con un estadounidense, un español y un fundamentalista islámico, por poner unos cuantos ejemplos. Entonces, ¿cómo podemos imponer unas normas a seguir si ni siquiera podemos apuntar qué es lo justo? Esta quizás es la razón principal por la cual existen tantos sistemas judiciales y tantas leyes que, desde nuestro punto de vista sociocultural, nos parecen tan absurdas e ineficaces.

En los países desarrollados y civilizados, a lineas generales, ya nos hemos olvidado de aquel dicho ojo por ojo y diente por diente y hemos edificado un sistema judicial aparentemente sólido y justo. No nos detendremos a analizar la estructura de la Justicia actual, pero sí cabe resaltar el papel que juega un personaje que defiende nuestra individualidad en un juicio: el abogado. El abogado trata de, valiéndose de las leyes que gobiernan nuestro país, exculpar al acusado o víctima que le ha contratado. Para la mayoría, su trabajo nos resulta ejemplar y esencial para que el juez dé una sentencia justa y castigue a quien se ha aprovechado de la libertad del otro. No obstante, ¿acaso los asesinos o corruptos no poseen un abogado defensor? Hay ocasiones en las que el juego, la tergiversación y la picaresca de los abogados prevalece por encima de su erudición. Por tanto, ¿de veras los necesitamos? ¿Podríamos imaginar un mundo sin abogacía? En la comedia de dibujos animados Los Simpsons satirizan esta cuestión, tal y como se puede observar en el vídeo inferior.



A continuación, trataremos la Justicia en España en la actualidad. Ya son múltiples casos -tan significantes como el de Marta del Castillo o todos los vinculados a la corrupción- que han permitido que perdamos la credibilidad en la verdadera Justicia. U otras, a menor rango, como que un ladrón no será encarcelado si la posesión robada es económicamente inferior a quinientos euros. Todo esto nos hace replantearnos si este país funciona correctamente, pues parece ser que se recompensan a aquellos que infringen las normas y se comportan de manera poco cívica. Mas este no es un problema referente a la más inmediata actualidad, sino que ya en la pieza teatral Luces de Bohemia, Valle-Inclán dejó patente el esperpento que asola nuestra nación. Recordemos que Don Latino de Hispalis, compañero pícaro del protagonista Max Estrella, se queda con el billete de lotería premiado que pertenecía a su fallecido amigo que, para colmo, era ciego. Un sagaz símbolo de los premios que reciben los malvados e incompetentes en España.

Tras esta breve reflexión, ¿debería equipararse España a las legislaciones presentes en otras naciones? Por ejemplo, podríamos decir que la ley terrorista de EE.UU. es, al menos, efectiva, pero a un precio muy alto. Infringir la privacidad de los estadounidenses -y de todo el mundo, del que creen ser dueños- es una de las horrendas medidas que tienen que seguir para garantizar la paz y la ausencia de actos terroristas -y, como no, para ejercer su control-. Un Gran Hermano, como diría Orwell, autor de 1984.

Sin embargo, esta no es la más inhumana de las leyes, pues existen aún en muchos países la pena de muerte. Uno de ellos es, de nuevo, los polémicos Estados Unidos que, según un informe de Amnistía Internacional, desde 1977 hasta 2011, más de 1400 personas han perdido la vida por esta condena. ¿Un gobierno que impera por la seguridad y libertad del hombre puede infringir todos sus principios de esta manera? Parece que sí pero, ¿acaso está justificado seguir empleando una técnica tan medieval? De nuevo, gracias a otro informe reciente de Amnistía, hemos podido descubrir que la pena de muerte no reduce los delitos graves en países donde se aplica. Más bien hemos reafirmado nuestra creencia, porque sin llevar a cabo ningún estudio sabíamos que este castigo era totalmente inútil.

Otra pena muy discutida últimamente es la cadena perpetua. La mayoría pensará que la pena de muerte es mucho más dura y sí que pone punto final a la delincuencia del individuo; pero es necesario detenernos y entrar en un punto de inflexión. ¿Acaso el no poder decidir ni obrar libremente no es el peor de los veredictos? Los humanos nacemos libres y la cadena perpetua deshumaniza al infractor. Peor que la misma muerte, dirán algunos. Y, curiosamente, este castigo inhumano es defendido por ciertos españoles que claman justicia ante la pasividad de los tribunales que no castigan duramente a quienes les ha causado un perjuicio irreparable. ¿Entonces la mejor solución sería pagar con la misma piedra?

Concluyendo, la Justicia de la actualidad es un debate todavía abierto y muy complicado a la hora de llegar a un acuerdo común. No obstante, y aunque suene muy radical, ¿de verás creemos ser capaces de acabar con todas las injusticias en el mundo? Es imposible, pues somos ajenos a muchas de ellas -sólo somos informados de aquellas que gozan de interés mediático-. Además, ¿acaso no gritamos diariamente que se haga justicia? Pues para que la justicia sea posible, deben existir injusticias. Cada oveja con su pareja y, para conseguir nuestro propósito, está claro que debemos echar mano del contrario. ¿Hay, acaso, vida sin muerte o luz sin oscuridad?


martes, 1 de octubre de 2013

Literatura Vital (X): Cómo dar cuerda a un reloj

La persistencia de la memoria, S. Dalí

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Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

Instrucciones para dar cuerda a un reloj, J. Cortázar