La violencia es una herramienta empleada
por muchos seres humanos para solucionar aparentemente un problema propio y que
consiste en la agresión hacia otra persona, tanto física como psicológicamente.
Sin embargo, el asunto no es tan sencillo, va más allá. Hay diversas causas,
distintos tipos y una pieza maestra que conecta toda esta teoría.
Lo primero es descubrir la causa de esta,
por qué la utilizan los violentos. A rasgos generales, se trata de una clara
inestabilidad emocional, pero si concretamos podemos observar que se debe a
multitud de razones. Destaquemos el entorno, un factor determinante que influye
en la ideología de una persona. Por ejemplo, si un pequeño observa continuas
discusiones en las cuales su padre agrede a su madre (pegar, insultar o
menospreciar, es indiferente, al final y al cabo es violencia) formará un
concepto sobre las mujeres o sobre los hombres que se manifestará en un futuro
inmediato. No obstante, el entorno no es la única razón, sino que también
entran en juego la inadaptación o la frustración, incluso la venganza hacia un
grupo de personas y el miedo a alguien a quien detectamos como una amenaza. Sin
embargo, quizás, la causa principal por la que agreden los violentos es el
odio, un odio a lo diferente, a aquello que no se ajusta a su visión, que no
tiene cabida en esa persona.
Si observamos atentamente todas las causas
anteriormente citadas es posible que distingamos una característica en común,
un lazo que los une: la autoimagen. La autoimagen no es nada más que un
concepto técnico empleado por psicólogos para referirse a lo que todos
conocemos como amor propio. A pesar de esto, los humanos vivimos en sociedad,
no podemos ser tan egocéntricos como para no darnos cuenta que hay algo más
grande que nosotros: nuestro alrededor, el mundo. No obstante, el mundo no es
igual para todos, sino que las visiones varían en función de la persona, aunque
en ocasiones estemos muchos de acuerdo en los mismos asuntos. Por lo tanto, el
estado de la imagen personal y la visión del entorno influirán en el grado de
violencia de una persona.
A continuación, hablemos de tipos. La
física, la psicológica, la machista, la racista y la clasista son algunas
variantes de violencia. Pero preferiría hablar sobre clases de violentos que
están presentes hoy en día, aplicando la teoría que hemos desarrollado
anteriormente. Probablemente la figura más famosa de violento es el terrorista,
movido por sus dogmas religiosos o ideología política cuya opinión no
corresponde con la del resto del mundo. Otro grupo serían los piquetes que se
forman durante una huelga y los cuales quieren imponer su derecho a
manifestarse como si fuera un deber a través de la violencia al resto de
trabajadores. También cabe resaltar a los skinhead
que consideran la raza blanca como superior y se dedican principalmente a
una violencia racial. Se podría nombrar además a los miembros de Ultra Sur, que
defienden extremadamente el honor de su equipo, el Real Madrid. Los okupas,
aunque no necesariamente violentos, se suelen enzarzar con la policía cuando los
desalojan de una vivienda inhabitada, denunciando así el derecho a un hogar.
Por último, otra banda a destacar son los latin
kings, una organización latinoamericana que delinque y se enfrenta a otras
muchos grupos con pensamientos distintos al suyo.
Concluyendo, en la violencia entran en
juego la autoimagen y la visión del mundo. Si alguien altera tu visión de ti
mismo y de tu alrededor corres el peligro de volverte agresivo. Aceptemos que
no todos pensamos igual y que cada uno puede observar un mismo fenómeno desde
distinto plano. Si empleáramos todas las fuerzas que malgastamos con la violencia
en unir todos esos puntos de vista para crear una imagen completa, hablaríamos
de un mundo digno donde vivir.
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