Dos años de reinvención

Dos años de reinvención
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sábado, 28 de septiembre de 2013

Filosofía en extinción


La Red Española de Filosofía ha elaborado este vídeo en contra de la Ley Wert, que pretende poner a la Filosofía en un segundo plano.

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Alrededor de veinticinco siglos de historia del pensamiento en Occidente. Unas ansias de conocer y descubrir que vinieron de la mano del primer gran filósofo, Tales de Mileto, y que ahora pretenden ser retenidas por el gran detractor del ser, José Ignacio Wert.

Parece ser que hoy en día ya a nadie importa la Filosofía. Los adultos, ocupados buscando un nuevo empleo estable, y los estudiantes, que perciben la asignatura como inútil y tediosa, no se preocupan en defender esta disciplina. Nos manifestamos contra los recortes en becas, el aumento del ratio de alumnos por clases y otros puntos polémicos de la Ley LOMCE, pero no prestamos atención al que quizás sea el postulado más detractor: Ética e Historia de la Filosofía podrían pasar a ser asignaturas de modalidad y no de formación básica. ¿Acaso a los estudiantes de Ciencias y Tecnología no les interesa saber reflexionar, dialogar, argumentar y conocer las teorías del pensamiento? Desgraciadamente, y como anteriormente se ha señalado, únicamente nos importan los presupuestos más bajos en materia educativa, no la desaparición de la Filosofía, un asunto no económico, pero sí humano e igual o incluso más esencial.

Y en una sociedad en la que vivimos al día, la labor de la Filosofía ha quedado aparentemente obsoleta. ¿Quién necesita pensar qué hacer si ya tenemos a superiores que nos dictan todo eso? ¿Quién necesita adentrarse en el corazón de la verdad si poseemos multitud de medios de comunicación que nos proporcionan lo que queremos saber? Ya no pensamos ni reflexionamos individualmente, pues en nuestro atareado día a día no queda respiro para malgastarlo en absurdeces. Eso piensan muchos pero, si algo tan valioso y útil ha perdurado durante tantísimo tiempo, ¿qué nos hace llegar a la conclusión de que ya no lo necesitamos?

Sin duda, esto es lo que quieren que pensemos realmente todos los políticos a la cabeza de cualquier país. Un pueblo menos informado y espiritualmente poco cualificado es mucho más fácil de gobernar y manipular. Al final, este es el verdadero objetivo de la Filosofía actual: no dejar que nos guíen a su antojo. Es más, la Política -incluida, junto a la Ética, en la Filosofía práctica-, la cual se basa en torno a la retórica, es un elemento indispensable para los políticos, los mismos que nos quieren hacer ver que la disciplina del pensar no tiene utilidad alguna a día de hoy. Sin Filosofía, sin retórica -una práctica cuyo significado ha ido variando desde la Antigua Grecia, evolucionando de ser "el arte de convencer mediante argumentos" al "arte de mentir"-, ellos no hubieran llegado a formarse como lo que son.

Si la educación es la base de un país, la Filosofía es el pilar de la educación. Al fin y al cabo, la Filosofía es la causa primera para la prosperidad futura. Si dejamos que pongan a las Humanidades, la disciplina civilizadora desde tiempos inmemoriales, en peligro de extinción, dejaremos de ser seres humanos. Los robots inanimados son fácilmente manejables, nosotros no, y todo se lo debemos a la razón, el criterio y la argumentación; elementos que incluye la más antigua de las tradiciones: el filosofar. Luchemos una vez más por la supervivencia del, hasta ahora imperecedero y valioso, ser pensante.


jueves, 26 de septiembre de 2013

Cambalache

Se dijo que la vida y, en concreto, el siglo XX, era un auténtico trueque malicioso con afán de ganancia, un verdadero cambalache. De la mano de este siglo vinieron las dos Guerras mundiales, el afán de poderío y las nuevas corrientes filosóficas que dieron un vuelco a la manera de observar el mundo. El siglo XX fue decisivo y, aunque cruel, sirvió de transición a la prosperidad -o decadencia, según nuestra visión positiva o negativa de la vida- que caracteriza a la actualidad.

Uno de nuestros cantantes más reconocidos, Joan Manuel Serrat, dijo una vez que Cambalache, original de Enrique Santos Discepolo, es una de las canciones que mejor describe el siglo XX, una época difícil, complicada y marrullera, que queramos o no nos toca transitar a todos juntos, añadiendo que, quizás por eso, le gusta tanto cantarla.

Un tango que proporciona una visión panorámica de la realidad de aquellos años que no dista mucho de lo que actualmente ocurre a nuestro alrededor, pues "hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor".



Que el mundo fue y será 
una porquería, ya lo sé. 
En el quinientos seis 
y en el dos mil, también. 
Que siempre ha habido chorros, 
maquiavelos y estafaos, 
contentos y amargaos, 
barones y dublés. 
Pero que el siglo veinte 
es un despliegue 
de maldá insolente, 
ya no hay quien lo niegue. 
Vivimos revolcaos en un merengue 
y en el mismo lodo 
todos manoseados. 

Hoy resulta que es lo mismo 
ser derecho que traidor, 
ignorante, sabio o chorro, 
generoso o estafador... 
¡Todo es igual! 
¡Nada es mejor! 
Lo mismo un burro 
que un gran profesor. 
No hay aplazaos ni escalafón, 
los inmorales nos han igualao. 
Si uno vive en la impostura 
y otro roba en su ambición, 
da lo mismo que si es cura, 
colchonero, Rey de Bastos, 
caradura o polizón. 

¡Pero qué falta de respeto, 
qué atropello a la razón!;
Cualquiera es un señor, 
cualquiera es un ladrón... 
Mezclao con Stravisky 
va Don Bosco y La Mignon, 
Don Chicho y Napoleón, 
Carnera y San Martín... 
Igual que en la vidriera 
irrespetuosa 
de los cambalaches 
se ha mezclao la vida, 
y herida por un sable sin remache 
ves llorar la Biblia 
 contra un calefón. 

Siglo veinte, cambalache 
problemático y febril... 
El que no llora no mama 
y el que no afana es un gil. 
¡Dale, nomás...! 
¡Dale, que va...! 
¡Que allá en el Horno 
nos vamos a encontrar! 
No pienses más; sentate a un lao, 
que a nadie importa si naciste honrao... 
Es lo mismo el que labura 
noche y día como un buey, 
que el que vive de los otros, 
que el que mata, que el que cura, 
o está fuera de la ley...

domingo, 22 de septiembre de 2013

Rendición con patatas fritas

Normalmente se suele objetar tras una encarnizada lucha que no hay ni ganadores ni perdedores. No obstante, a veces la obviedad es aplastante y debemos rendirnos a la presión. Siempre se trata de animar y llenar de coraje a nuestros allegados para que no se rindan. Repetimos, incansables, que existe una ínfima oportunidad. Repiten lo ya intentado, insaciables, y no admiten nunca su derrota. Aunque tratemos de alzar la voz, si solamente grita un solo individuo, la llamada será aplastada por el más absoluto silencio o por un grito todavía más potente.

La Historia va de rendiciones, de dejarse conquistar, de apartar a un lado las armas cuando ya no existe salida posible. Hoy en día somos dependientes de una influencia mayor, de una superpotencia. ¿Acaso nos autogobernamos nosotros o acatamos las instrucciones y órdenes procedentes de Alemania? Pero este no es un caso reciente ni novedoso; ya nos rendimos en su día al inamovible Imperio Romano que controlaba el Mediterráneo, aquel que apodaron mare nostrum.

Hay también derrotas que no son visibles hasta un tiempo después, pues el que alza el puño festejando la victoria lo hace escondido para que nadie lo perciba. La Guerra Fría es uno de los ejemplos más nítidos. El cese al conflicto fue bilateral y, a primera vista, ninguno de los dos bloques se proclamó vencedor incondicional. No obstante, el debilitamiento de la Europa del Este y el auge del nuevo continente, provocó que la hegemonía mundial la obtuviera solamente una de las potencias. Una partida ganada que fue visible de la manera más ridícula e insignificante posible: un McDonald´s. Una empresa de comida rápida supuso la ansiada victoria de los Estados Unidos.


Ocurrió un 31 de enero de 1990, con temperaturas bajo cero. Cinco mil rusos se habían congregado en la Plaza Pushkin, una de las más importantes de Moscú, a la espera de un delicioso filete de carne. Cinco mil rusos que habían cedido su fuerza al país norteamericano, cansados de sacrificar vanamente. Se habían arrodillado delante de su enemigo a cambio de un plato de comida. Abandonando todo por lo que el país había luchado durante décadas, cada uno de aquellos impacientes ciudadanos recogía su menú con patatas. Aquella M amarilla de proporciones espaciales representaba la superioridad del capitalismo y el entierro del verdadero comunismo -si alguna vez, en la práctica, dicha teoría había existido-.

Alrededor de ocho años después de la inauguración del primer McDonald´s, la compañía decidió construir otro local que se convertiría en el más grande del mundo. El McDonald´s más grande de todo el planeta Tierra, justamente en la sede de su último rival. Ese día se pudo anunciar la completa desaparición de los ideales de la antigua URSS. Sólo el ganador había prevalecido. No había más diversidad que la que marcaba Washington. De hecho, hoy, no hay más diversidad que la que nos impone nuestros estrictos comandantes.

La diferencia emerge, como la creciente China, pero está claro que nunca podrán convivir dos posiciones contrapuestas. Siempre existirá un elefante que deba aplastar a la hormiga. El orden mundial depende de un país solo, sea cual sea. Una nación que oprimirá, dictará y homogeneizará, y lo único que podremos hacer será acatar los mandatos y suplicar clemencia. Desgraciadamente, siempre nos tocará rendirnos a la evidencia.


miércoles, 18 de septiembre de 2013

El diablo que habita en sus ojos. Entrega 5


"En nombre de Dios Todopoderoso, repudias a Satanás y a todos sus malos espíritus [...]"

Bajo la atenta mirada del sumo pontífice, el cuerpo pegó un vuelco totalmente involuntario. El religioso permanecía de pie, con una actitud nerviosa e insegura, mientras recitaba más de sus sagradas oraciones. Sostenía una cruz de madera, símbolo del cristianismo, colocada encima de su propio pecho.

Yo ya había poseído en otra ocasión el cuerpo de otro joven, no perdiendo así la costumbre de predicar mis mandamientos -aquellos que se pueden reducir a la regla "harás el mal"-. Invadido por mi esencia, su alma no era motor de su cuerpo, pues sentía impulsos malignos tal y como el eclesiástico citó.

Me resulta una situación verdaderamente cómica estos rituales tan plasmados en obras cinematográficas recientes. Todo parece tan sencillo como que un alto cargo de la Iglesia rocíe sobre el endemoniado un agua contaminada por la gracia de Dios y repita unas vanas palabras. En aquella ocasión, burlesco, decidí montar un espectáculo para justificar mi teoría.

Sin poder dominar el torso invadido por el Mal del muchacho, se aproximó a su corazón ese símbolo bíblico tan característico. Respondiendo al inhumano poder que posee la cruz sobre el diablo, proyecté un grito sordo a través de las cuerdas vocales del sujeto que en aquellos momentos se retorcía sobre el suelo.

A continuación, el pontífice recitó otro conjunto de oraciones al mismo tiempo que esparcía unas gotas de agua bendita sobre el tronco y la cara del chico. El chillido fue estridente y continuo. Le ardía su demoniaca piel, lo sagrado se introducía en sus venas mezclándose con su sangre.

Triunfante, el devoto dio la buena noticia a la familia del recién exorcitado. La bondad de Jesucristo había prevalecido sobre el maligno Belcebú. Tan satisfactorio resultó aquel proceso de sanación que, cuando el joven salió de aquella habitación lo hizo con una media sonrisa, dejándola vacía de cualquier espíritu. Únicamente quedó una sala repleta de imágenes de santos e iconos cristianos, y un pontífice derrumbado sobre el suelo, bañado en el charco de su propia agraciada sangre borgoña.

martes, 17 de septiembre de 2013

Invítame a pensar

Hablemos sobre nuestras reflexiones. Hablemos acerca de cómo nos hace reflexionar el resto de nuestros allegados. Hablemos de cómo un libro nos hace emerger unos sentimientos escondidos, de cómo una película nos hace llorar desconsoladamente.

Para comenzar a filosofar necesitamos un referente, un estímulo que mueva esos pensamientos que almacena nuestra cabeza pero que no dejamos oír. Es un absoluto placer saber que soy esa razón por la que muchos valoran ciertos aspectos de su vida, pues aunque lejano y generalista es todo lo que digo, mi intento es que pueda aplicarse a cualquier caso individual. En esta ocasión, descubrimos a una nueva filósofa, Mrs. Z, que nos va a relatar cómo trata su necesidad de pensar y qué le motiva a hacerlo, en concreto, este blog. Gracias por tu colaboración y espero con ansias que todos disfruten tanto como yo de esta prematura -aunque ya experta- reflexión.


<< Respondiendo a la petición de mi queridísimo amigo, aquí me hallo, escribiendo una entrada que espero que le resulte satisfactoria.

La primera vez que me dijo que tenía un blog, me pregunté por qué no me  lo había dicho antes. Hacía relativamente poco que nos conocíamos y mi interés por conocerle más y más estaba presente, y sigue estándolo a día de hoy.

Entré y me quedé fascinada por la nueva faceta que había descubierto del que hoy, sería mi mejor amigo. No todo el mundo tiene la capacidad de hacer lo que él hace, y menos de manera tan increíble. Cada semana pone un poco de él en este blog y lo regala al mundo.

A pesar de mi interés por los pedacitos que había de él en cada entrada, yo, al llegar al final del blog, haciendo partícipe a mi lado infantil, dediqué mi atención a los pequeños peces a los que había que alimentar. Me lo tomé como una trivialidad, como algo divertido a lo que suelo apelar más de una vez porque la diversión es algo imprescindible en mi vida, pero también vi la otra cara de la moneda. Me servía como excusa para no centrarme y reflexionar. Suelo evitar hacerlo, por supuesto, no de manera intencionada.  Al parecer es mi modus operandi. Cuando leo sus entradas suelo trasladar el tema, a veces de manera un tanto rebuscada, al significado de mi vida. Hay ciertas cosas de las que no me gusta hablar, porque al hablar de ellas, me parece que adquieren realidad, que se vuelven físicas, cuando en mi cabeza son solamente dibujos que puedo apartar de manera más o menos fácil.  El escucharme decir mis pensamientos es algo que por lo visto no me gusta. Prefiero esconderlo para ver si con suerte desaparece o se soluciona. Algunas veces es así, pero otras no, y ahí es cuando aparece el problema. Intento guardarlo, cosa que sé que no está bien, pero no me resulta agradable que mis problemas adquieran realidad. Cuando ya no me veo capaz de seguir ignorándolo, lo confío a alguna persona que sé que me va a ayudar y que no va a hacer que me sienta más estúpida de lo que ya me siento. De nuevo entra él, que me suele ayudar, que sé que puedo contarle lo que sea, y que el 99% de las veces me ayuda (margen de error del 1%). Por eso y por tantas muchas cosas, le doy las gracias. Gracias por dejar que participe en una parte de ti como esta. Gracias por dejar que mi presencia en tu vida no se desvanezca, esa suerte. Y gracias por hacer que mi día a día sea un poquito mejor.>>
Mrs. Z

domingo, 15 de septiembre de 2013

Ella ya no es ni esencia

El cuerpo es la cárcel del alma. Mas el alma a veces consigue escapar y solamente nos deja de pie un cuerpo inanimado. El alma, esencia del ser, se ha marchado sin dejar despedirse, sin avisar de su partida y sin esperanzas de su regreso. No queda nada de su yo anterior, ha invadido su persona un nuevo olor. Un olor agrio que desorienta, que nunca pensamos que fuera a emanar. Su puño derrotado reúne fuerzas y golpea, y su boca se llena de blasfemias y de sentencias que, aunque guardan sentido, jamás hubiera pronunciado dentro de sus cabales. Vocablos que hieren y arden y que, a pesar de conocer que otro espíritu se ha hecho con su férrea compostura, rasgan sin motivo ni piedad. El resultado son heridas profundas que el tiempo convertirá en cicatrices marcadas y que permanecerán a lo largo del tiempo en nuestra superficie.

Ella ya no es ni esencia. Sí cuerpo, pero no alma. Sin algo etéreo solamente nos queda una muestra evidente de su presencia física, no espiritual. Ella no es ella. Ella no contiene a ella misma. Está vacía del ayer, del cariño que antes nos entregaba. Ese orgullo hacia nosotros y esas muestras de afecto y apoyo se esfumaron. Se ha reducido de todo a nada.

Pensé que olvidaría su alrededor, que no comprendería. No obstante, la realidad nos vuelve a dar de bruces. Su mente no cesa de maquinar algún plan, alguna absurda idea con un sentido más que aparente. Su fijación a los pequeños detalles es más intensa cada vez e intenta buscar una respuesta a su incompresible situación desconfiando de sus compañeros vitales. Nos rechaza, pues somos los culpables de amargar y dar un sinsentido a su existencia actual, esa que imagina su cabeza malherida. No sé ya si no nos quiere o si no nos quiere querer. De lo que estoy seguro es que sus palabras son vanas, sus acciones inconscientes y su presencia un vórtice que nos pretende confundir con lo que en otra dimensión -la del ayer- fue.

Únicamente nos queda dominarla, como si de un fiero guepardo se tratase. Someterla a nuestra voluntad y que su grito sea un vocativo sordo. Nos queda muy poco de ella y, para afrontar lo que nos ofrece diariamente, únicamente podemos rechazar ese pedazo de su verdadera personalidad. Es demasiado duro decir adiós a aquella señora que nos abrazaba con todas sus fuerzas, pero mejor será guardar bajo llave aquel recuerdo dulce que a ella ya no le pertenece. Desgraciadamente, se consumó su destello y ahora solamente queda humo y oscuridad.

"Después de arder el fuego ya es solo humo, el infierno ya es solo humo", Extremoduro (Coda Flamenca)

lunes, 9 de septiembre de 2013

¿Justicia o injusticia? (I): El juicio de ayer

¿Existía ya la Justicia en la Antigua Grecia y Roma?¿Las torturas son un instrumento de la Justicia? ¿Existe la Justicia a día de hoy en España? ¿La cadena perpetua o la pena de muerte son castigos inhumanos actualmente? ¿Qué sería del mundo sin abogados? ¿Cómo será la Justicia del mañana? ¿Seguirán existiendo delincuentes y cuáles serán las penas a los crímenes cometidos?

La libertad es, como muchos apuntan, una ficción. Nadie es libre, todos estamos atados a nuestras peores pesadillas, a los más deseables placeres, al despotismo de unos cuantos. Sin embargo, si tomamos como referencia la definición general de libertad, podríamos afirmar que es la facultad que poseen las personas para actuar siguiendo sus propios dictámenes pero dentro de los límites de unas reglas establecidas. Pero, ¿cuáles son esos límites? Grosso modo, cabe decir que la libertad propia finaliza donde está el respeto hacia los demás. Por tanto, cuando se atenta la integridad de la libertad del resto de ciudadanos es cuando hace acto de presencia la llamada Justicia. La Justicia pretende castigar los actos irresponsables, aunque últimamente se discute la acción real y eficacia de este organismo en materia de la preservación de la libertad individual. Por tanto, ¿cuán imprescindible es la Justicia para garantizar los derechos de los demás?


A simple vista, la Justicia parece tratarse de algo muy académico, sin embargo, en la cultura popular ya hay evidencias de esta práctica. El dicho "ojo por ojo, diente por diente", quizás no del todo justo, se tiene que considerar una posible resolución a un conflicto. Eso sí, a largo plazo, las consecuencias son pésimas para todo el colectivo. Es posible que a raíz de esta epidemia de ciegos y desdentados, se crearan unos pilares más sólidos para la solución de los problemas y fuera así como apareciera la filosofía del Derecho.

La filosofía del Derecho surge en la Antigua Grecia, donde se intenta fundamentar de forma racional las primeras leyes de la historia y los principios en los que deben basarse para considerarse legítimas y no un fruto de los intereses individuales de los poderosos. Junto a la aparición de la disciplina, se planteó un abundante afluente de preguntas que necesitaban ser respondidas. ¿Para qué sirven las leyes? ¿Es necesario que posean una justificación? ¿Cuál es el fundamento de dichas leyes y cómo podemos considerarlas justas? A lo largo de los años, hemos intentado contestar a las anteriores cuestiones y, a raíz de estas respuestas se ha ido construyendo el organismo de Justicia. Los romanos, quienes se inspiraron de los griegos, fueron los pioneros en crear Tribunales de Justicia que han permanecido en el tiempo hasta la actualidad.


A pesar de ello, el Derecho no ha garantizado nunca la ausencia de injusticias, e incluso las torturas han estado presentes hasta nuestros días. La Inquisición, el estalinismo y los fascismos son solamente tres ejemplos de los castigos inhumanos que se han cometido a lo largo del tiempo. Además, existen ciertos personajes torturadores dignos de mencionar y entre ellos se encuentra Vlad Draculea -de quien Bram Stoker se inspiró para escribir su famosa novela Drácula-. Vlad ha pasado a la historia por sus empalamientos, entre otras condenas como la castración o el desollamiento. La leyenda cuenta que disfrutaba de estos macabros espectáculos sentado y bebiendo de una copa con la sangre de sus víctimas.

Sin duda, se han cometido grandes barbaries a lo largo de los años, pues las torturas han estado a la orden del día. Sin embargo, por muy injustas que fuesen debían ser cumplidas obligatoriamente pues, al fin y al cabo, tal y como dijo Julio César, "la ley es dura, pero es la ley".

domingo, 8 de septiembre de 2013

La ley innata

"Est enim iudices haec non scripta sed nata lex quam non didicimus accepimus legimus uerum ex natura ipsa arripuimus hausimus expressimus ad quam non docti sed facti non instituti sed imbuti sumus" - Cicero

 "Existe, de hecho, jueces, una ley no escrita, sino innata, la cual no hemos aprendido, heredado, leído, sino que de la misma naturaleza la hemos agarrado, exprimido, apurado, ley para la que no hemos sido educados, sino hechos; y en la que no hemos sido instruidos, sino empapados" - Cicerón


La ley innata, Extremoduro.
1. Dulce introducción al Caos
2. Primer movimiento: el sueño
3. Segundo movimiento: lo de fuera
4. Tercer movimiento: lo de dentro
5. Cuarto movimiento: la realidad
6. Coda flamenca (otra realidad)

martes, 3 de septiembre de 2013

Cafés filosóficos

Con el puño bajo la barbilla, El pensador de Rodin reflexiona acerca de la totalidad de lo existente. No sabemos a ciencia exacta si piensa en su vida o en la presencia acechadora de la muerte, o tal vez en la despedida final como explicación de la existencia misma. Lo único de lo que estamos seguros es que se sume en sus pensamientos completamente solo. Sin duda, es un símil perfecto sobre nuestra concepción de la Filosofía y, en concreto, de la Ética.

Especialmente en la adolescencia, en la que experimentamos una amalgama de sentimientos y nuevas emociones contrapuestas, nos solemos atrincherar en nuestras habitaciones en busca de una solución a un complicado problema que, desde la perspectiva de los adultos, se trata de una minucia. No obstante, es nuestro primer roce con el mundo etéreo e incierto, el que habita en los cielos y rodea nuestra atolondrada vida, y no debería ser menospreciado. Es en esta época en la que necesitamos pluralidad de opiniones y consejos acerca de un tema que nos preocupa profundamente y, paradójicamente, cada día nos suelen aislar más de estas respuestas.

Así, cabe destacar la indispensable labor de la Filosofía en etapas escolares, asignatura que nos proporciona un respiro en nuestro robótico y frío sistema. Nos permite reflexionar hacia dónde queremos orientar nuestra vida individual, sin dejarnos llevar por la supremacía de los demás. Si para algo práctico sirve esta disciplina es para anteponer la humanidad a la inteligencia automatizada. Si pensamos, valoramos, argumentamos y opinamos, seremos dueños de nosotros mismos y no una oveja más en un rebaño confundido por un corrupto pastor. No dejemos que nos arrebaten la Filosofía poco a poco para crear un mundo en el que predomine una sola idea. Defendamos el estudio del pensamiento humano, pues ninguno de nosotros desea un futuro en el que no se dé una respuesta a una cuestión jamás planteada.


- Buenas tardes, ¿qué desea?
- Un café con leche y una respuesta a un interrogante universal.
- ¿No tiene usted la respuesta?
- Dudo... No sé si la tengo. Necesito más inspiración.
- ¿Ve usted a aquel hombre de allá? Tal vez pueda proporcionarle su punto de vista. Aquellas dos mujeres de acá también podrán ayudarle. Charle con todos ellos tranquilamente y descubra su propia verdad. ¿Desea algo más?
- Nada más. Muchas gracias.
- Gracias a usted y buenas tardes.


lunes, 2 de septiembre de 2013

El diablo que habita en sus ojos: Entrega 4

Mis afiladas garras estaban atadas a un poste de madera, el cual reposaba sobre un lecho de leña. Eran finales del siglo XV, fecha caracterizada por la primacía de la Iglesia Católica. Me reía entre dientes mientras un verdugo se acercaba a mí con una antorcha. Estaba situado en medio de una plaza pública rebosante de creyentes, quienes clamaban fidelidad al Señor. De repente, noté una ligera calidez en mis pies. Una llama de fuego se había prendido y se extendía cada vez más. A pesar de ello, mi sonrisa maliciosa no se apagó. No fallecería, pues soy inmortal. Me salvaría, pues soy mi propio Dios.

El bullicio se volvía más estridente y, entre insultos varios, se podía distinguir la palabra "hereje". La herejía, en aquella restrictiva Edad Media, era castigada duramente, ya fuera con el destierro o unos azotes en público, o bien, con la muerte en la hoguera o gracias a un instrumento de tortura llamado Garrote Vil. El objetivo de la institución era acabar, siguiendo las leyes divinas y en nombre del Mesías, con los apodados "diablos".

La abrasadora llamarada ígnea llegaría en cualquier momento a cubrir el cuerpo de aquel hombre en el que yo habitaba. Era el espíritu intangible de un docente que había estimulado a sus alumnos con teorías distintas y contrarias a la dictada por la estricta Iglesia del momento. Pobre Sócrates medieval que, aunque no fuera a beber de la cicuta, iba a morir por invitar a pensar. La sabiduría -mi sabiduría- había sido siempre rechazada desde tiempos inmemoriales.

Allí continuaba el profesor y yo, erguidos de orgullo, con una media sonrisa de victoria. Aquellas ideas ya habían sido promulgadas y, tarde o temprano, aquel mal sería la verdad absoluta. Por tanto, podríamos considerarnos héroes. Aquel había sido el primer paso hacia un futuro negro e incierto que traería un rechazo generalizado hacia el bien del momento. Había desatado una epidemia social, mas aquél era solamente el comienzo. Emergí de su cuerpo, ahora muerto, y me introduje en un ser diferente que propagaría mis dictámenes. Ahora era aún más malvado y cruel si cabe que mi sujeto anterior: Tomás de Torquemada, primer inquisidor católico general de Castilla y León.