Dos años de reinvención

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domingo, 3 de marzo de 2013

El castellano es cultura

Madurar es ser consciente de la velocidad a la que se degrada todo lo bueno que tenemos. La efímera vida, la juventud, el lema carpe diem. No obstante, en mi caso, madurar también es ver cómo el más valioso legado que poseemos los españoles es desechado por nosotros mismos.

Multitud de ineptos piensan que la comunicación sería más sencilla y placentera si todos los habitantes de este lugar llamado mundo se expresaran en un mismo idioma. Sueño de millones de ignorantes. Hablad esperanto, les aconsejo, pero yo prefiero convivir en un entorno multiétnico. Y es que, el español, el inglés o incluso el chino cantonés, no es solamente una lengua. Todos estos idiomas también son cultura, literatura, arte, ideologías, concepciones filosóficas. El lenguaje engloba la totalidad de lo que somos, por qué somos.

Hoy en día, se observa casi diariamente el conflicto lengua-nación. Los catalanes independentistas son el más claro ejemplo de ello. Reivindican su tradición, cultura e idioma diferente al resto del país, pero mancillado por la política que, sin duda, deteriora a niveles vertiginantes aspectos tan bellos como éste. No obstante, no entraremos en polémica y, en cambio, expondremos un caso ejemplar sobre esa ineptitud que nombrábamos anteriormente: nuestro excelentísimo ministro Wert. Sin duda, para dedicarse a la educación parece dar una nula importancia a este aspecto. ¿Imponer a la fuerza el castellano a los residentes en Cataluña es la mejor opción para impedir la revolución? ¿De veras lo piensa así, señor Wert? ¿Arrebatar toda una fuente cultural únicamente por absurdos asuntos políticos?

Lo mismo puedo decir del valenciano, del gallego, del vasco, del balear. Todo esto nos da riqueza, quizás no económica como muchos andan buscando, pero sí cultural, tan importante como la anterior. Si hemos disfrutado de obras ejemplares, desde las jarchas mozárabes hasta la tradición cristiana del Mío Cid, ha sido gracias a la convivencia de diferentes etnias a lo largo de la historia.

Al fin y al cabo, no somos españoles. Ni siquiera latinos, de cuya lengua procede la mayor parte de nuestro vocabulario. Somos árabes, cristianos, latinos, griegos, judíos. Somos una amalgama de culturas reducidas a una sola de la que deberíamos sentirnos tremendamente orgullosos.


<< La sangre de mi espíritu es mi lengua, y mi patria es allí donde resuene soberano su verbo, que no amengua su voz por mucho que ambos mundos llene >> 
Miguel de Unamuno



2 comentarios:

  1. He traicionado a mi propio tweet en menos de un minuto, pero es por una causa justa, al margen de leer también estas interesantes líneas.

    Miremos la otra cara de la moneda, es decir, la otra parte que nos proporciona la diversidad de culturas, creencias y pensamientos: muchas veces los pueblos se dividen por unas diferencias divulgadas por una persona u organismo (no me refiero a ninguna nacionalidad ni religión, tenemos un ejemplo tan cercano como la rivalidad entre hinchas del Real Madrid C.F. y del F.C. Barcelona) por el simple hecho de que son difundidas, y en cuanto uno las sigue todos se suben al carro sin dudarlo ni un sólo instante. Parece una tontería, pero el asunto va desde insultos entre ultras de los equipos de fútbol, hasta guerras entre países porque sus culturas no pueden convivir, o necesitan creer que con un baño de sangre son mejores que las demás, o vaya usted a saber qué.
    Todo lo creado por el ser humano tiende a tener tantos pros como contras, por tanto, no considero tan descabellada la idea de un único idioma, una sola cultura que nos rija a todos y nos permita la comunicación mas allá de darse de hostias como los alemanes y el resto de países europeos (menos nosotros, "gracias" a mi amigo Paquico como le llama mi padre). Es cierto que no habría esta gran diversidad de gentes, costumbres, lugares, lenguajes y un largo etcétera, además de que el mundo tan sólo sería una esfera monótona, ya que fueras donde fueras siempre habría lo mismo... Pero todos esos problemas y conflictos aparecidos por esas diferencias también desaparecerían.

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  2. Me alegro de que aportes otro punto de vista a este fenómeno. Sin embargo, pretendo mostrarte que, en cierta parte, estás equivocado. Retomemos el caso del tío "Paquico" del que hablas. Anterior al régimen franquista, tuvo lugar una guerra civil donde el choque de ideales fue muy visible. Sin embargo, la represión de la dictadura eliminó cualquier tipo de oposición, cualquier opinión distinta, cualquier cultura o lengua no oficial (sólo estaba permitido hablar el castellano puro, nada de catalán o modismos propios o yeísmo, por poner un ejemplo).

    Al fin y al cabo, tu proposición es igual pero a una escala mayor. Si tuviéramos una única lengua, una única cultura, unas únicas costumbres y una única diversidad de gente; no habría conflictos, pero viviríamos en un régimen totalitario en el cual solamente existiría un único modelo de persona y de creencias. En conclusión, perderíamos toda la riqueza que caracteriza al ser humano

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