Sucios nichos rodeados de coloridas flores. Imagen decepcionante. Miles de almas, espíritus, fantasmas del pasado. Treinta euros malgastados en rosas frescas que el ambiente hará marchitar. Un ambiente entristecedor, desolador, a pesar de todas las amapolas traídas por los visitantes que proporcionan un atisbo de luz y color. Un alrededor que atrae pésimos recuerdos.
Todavía hay gente, quizás devotos, que piensan que el difunto permanece allí y debemos cuidarlo. Una costumbre respetable, pero parece que tan sólo nos preocupamos de mantenerlo bien atendido durante fechas claves, como este 1 de noviembre. ¡Ay, pobres ignorantes! Lo que separa a esa persona de nosotros no es una lápida, sino un mundo, un más allá, un quizá. Allí dentro sólo está depositado un cuerpo, unos huesos, tan propios de cualquier ser humano. El alma, la esencia de esa persona no la encontramos en estos lares, sino en el interior de sus más allegados.
¿Qué significa ir a visitar en el cementerio al familiar que más echas en falta cada Día de Todos Los Santos? Una tradición católica que se halla muy lejos de la realidad. ¿Para qué necesitas recordar su muerte acudiendo a la necrópolis? Sólo es una lápida que, mirándote fijamente, da sentencia de que en algún momento alguien estuvo allí; donde ahora reposan grisáceas cenizas y carcomidas estructuras óseas. ¿Por qué nos tenemos que torturar por dentro, llorar una muerte? Lloremos mejor por las alegrías que nos produjo durante su vida, hagamos memoria de lo que significó para nosotros.
¿Y para qué pregonar una ausencia que en tu día a día se mantiene presente? ¿Justificas acaso tu amor hacia esa persona yendo a estos tenebrosos lugares tan propios de los relatos de Allan Poe? Para nada, tal vez incluso sea todo lo contrario. Si verdaderamente lo quieres, si realmente lo echas de menos, olvida los temores y sufrimientos y que; aquellas palabras de apoyo, aquellos recuerdos inolvidables, se conviertan en los guías de tu vida. Aprovéchala sonriendo ya que, ellos, desgraciadamente ya sepultados, no pueden hacerlo.
"La comprensión de que la vida es absurda no puede ser un fin, sino un comienzo" -Albert Camus
martes, 30 de octubre de 2012
lunes, 29 de octubre de 2012
Retrato de un futuro fracaso humano: Entrega 2
Tras dibujar al óleo su cuadragésima pintura en la cual retrataba aquella hermosa perspectiva del Puente de los Suspiros, valoró la idea de evolucionar, de crear algo más propio e íntimo, no un simple boceto que le proporcionaba su calderilla semanal.
Joven de veinticinco años y de origen alemán; antes de mudarse a Oxford, residía en su país natal, en el cual estudió Artes. A pesar de derramar tanto sudor y sangre, esto no le proporcionó grandes frutos. Aunque ya se habían reconocido muchos derechos a las mujeres, aún existían prejuicios y desigualdad en el ámbito profesional que, seguramente, permanecerían aún durante muchos años. Todos los artistas reconocidos eran varones, tanto en pintura como en literatura.
Influida por el realismo del gran Velázquez, quería llegar a poseer tanto reconocimiento como éste, pero sabía que debido a su condición nunca lo conseguiría. Incansable, probaría con otro método: el futurismo, vanguardia que descubrió hace unos años. Por supuesto, no era tan destacable como el surrealismo del increíble Dalí; pero ella creía que sería un importante paso en su carrera. Retrataría un futuro incierto en un lienzo, aunque esto le llevara muchos años de esfuerzo.
Un importante paso en su carrera, he dicho, si aquello se pudiera considerar un éxito. Todos los días, muchos transeúntes la miraban con desprecio. Una mujer vagabunda, lo último que faltaba. Juzgaban únicamente su apariencia, no su magnífica calidad artística. Por eso, poca gente adquiría sus obras, sólo mujeres y algunos hombres tolerantes.
"Adolf Hitler asciende al poder". Todos los días leía las noticias internacionales en el periódico para tener noticias sobre su Alemania, aquella que añoraba tanto. Pero aquel día de enero de 1933, al leer ese titular, el sentimiento de melancolía fue sustituido por un escalofrío. Dicen que las mujeres tienen intuición, pues en aquella ocasión este sexto sentido le decía que algo no iba del todo bien. Seis años más tarde, sus peores pesadillas se verían hechas realidad.
Joven de veinticinco años y de origen alemán; antes de mudarse a Oxford, residía en su país natal, en el cual estudió Artes. A pesar de derramar tanto sudor y sangre, esto no le proporcionó grandes frutos. Aunque ya se habían reconocido muchos derechos a las mujeres, aún existían prejuicios y desigualdad en el ámbito profesional que, seguramente, permanecerían aún durante muchos años. Todos los artistas reconocidos eran varones, tanto en pintura como en literatura.
Influida por el realismo del gran Velázquez, quería llegar a poseer tanto reconocimiento como éste, pero sabía que debido a su condición nunca lo conseguiría. Incansable, probaría con otro método: el futurismo, vanguardia que descubrió hace unos años. Por supuesto, no era tan destacable como el surrealismo del increíble Dalí; pero ella creía que sería un importante paso en su carrera. Retrataría un futuro incierto en un lienzo, aunque esto le llevara muchos años de esfuerzo.
Un importante paso en su carrera, he dicho, si aquello se pudiera considerar un éxito. Todos los días, muchos transeúntes la miraban con desprecio. Una mujer vagabunda, lo último que faltaba. Juzgaban únicamente su apariencia, no su magnífica calidad artística. Por eso, poca gente adquiría sus obras, sólo mujeres y algunos hombres tolerantes.
"Adolf Hitler asciende al poder". Todos los días leía las noticias internacionales en el periódico para tener noticias sobre su Alemania, aquella que añoraba tanto. Pero aquel día de enero de 1933, al leer ese titular, el sentimiento de melancolía fue sustituido por un escalofrío. Dicen que las mujeres tienen intuición, pues en aquella ocasión este sexto sentido le decía que algo no iba del todo bien. Seis años más tarde, sus peores pesadillas se verían hechas realidad.
domingo, 28 de octubre de 2012
Reflejos
Tengo miedo de ser espejo.
¿Y si el reflejo es una ilusión,
una alusión a otro yo?
¿Y si ese no soy yo?
¿Y si me muestra
una muestra que no corresponda
a lo tangible, a lo visible?
¿Y si soy sólo reflejo
tal como me percibo yo?
Un espejo.
Tengo miedo de ser
lo que no muestra el espejo.
miércoles, 24 de octubre de 2012
De arrugas y grandeza
Dicen que el diablo sabe mucho más por viejo que por ser el dueño de todas nuestras desgracias. ¿Acaso por ser poseedor de nuestros miedos y males es más sabio? Por supuesto que no. Su sabiduría es extrema porque ha sufrido por sí mismo a lo largo de su eterna vida.
Sólo hay que ver el rostro de uno de nuestros ancianos para poder confirmar dicha teoría. Con unas lentes de un grosor considerable, mi abuelo me miraba fijamente. Su cabello negro le atribuía una mayor vitalidad; sus ojos, una interminable ternura hacia su nieto; su sonrisa, la esperanza y felicidad absolutas. Sí, es cierto, esta descripción confiere un aire juvenil a mi querido abuelo. No obstante, había llevado una vida a cuestas y; a pesar de que su alma y alegría fueran adolescentes; en su rostro, en su piel, se podía leer un pasado de continuo dolor.
Quejarnos sin sentido por un capricho que no poseemos es una de las opciones más recurridas en estos últimos tiempos. Ellos, que querían ser niños, les pilló la guerra, arrebatándoles hasta lo más esencial. No tuvieron risas ni juegos de pequeños, sino injusticias y muertes inesperadas. Vuelvo a repetir, ¿de veras debemos reclamar lujos? Si tuvieras a mi abuelo delante de ti como yo lo tuve en su día, conocerías la respuesta.
Pecó de grandeza. Entonces y ahora, es mi ídolo. ¿Cómo puede recuperar alguien una grata risa tras los horrores que presenció? Es inexplicable, pero lo hace; y ello le otorga mayor valor. Y desgraciadamente ahora nos ahogamos en un simple charco de agua...
Nunca unas facciones me pudieron aportar tantos datos sobre lo que realmente importa. Un rostro donde el arduo trabajo, una esperanza vigente y una infancia perdida se escondía en cada surco. Aquel anciano hombre era una verdadera lección vital reflejada en una frente repleta de historia, ilusiones, sueños y arrugas.
Sólo hay que ver el rostro de uno de nuestros ancianos para poder confirmar dicha teoría. Con unas lentes de un grosor considerable, mi abuelo me miraba fijamente. Su cabello negro le atribuía una mayor vitalidad; sus ojos, una interminable ternura hacia su nieto; su sonrisa, la esperanza y felicidad absolutas. Sí, es cierto, esta descripción confiere un aire juvenil a mi querido abuelo. No obstante, había llevado una vida a cuestas y; a pesar de que su alma y alegría fueran adolescentes; en su rostro, en su piel, se podía leer un pasado de continuo dolor.
Quejarnos sin sentido por un capricho que no poseemos es una de las opciones más recurridas en estos últimos tiempos. Ellos, que querían ser niños, les pilló la guerra, arrebatándoles hasta lo más esencial. No tuvieron risas ni juegos de pequeños, sino injusticias y muertes inesperadas. Vuelvo a repetir, ¿de veras debemos reclamar lujos? Si tuvieras a mi abuelo delante de ti como yo lo tuve en su día, conocerías la respuesta.
Pecó de grandeza. Entonces y ahora, es mi ídolo. ¿Cómo puede recuperar alguien una grata risa tras los horrores que presenció? Es inexplicable, pero lo hace; y ello le otorga mayor valor. Y desgraciadamente ahora nos ahogamos en un simple charco de agua...
Nunca unas facciones me pudieron aportar tantos datos sobre lo que realmente importa. Un rostro donde el arduo trabajo, una esperanza vigente y una infancia perdida se escondía en cada surco. Aquel anciano hombre era una verdadera lección vital reflejada en una frente repleta de historia, ilusiones, sueños y arrugas.
lunes, 22 de octubre de 2012
Retrato de un futuro fracaso humano: Entrega 1
PARTE 1: PRIMERAS PINCELADAS
Oxford, 1938.
Oxford, 1938.
La noche sumerge en una interminable oscuridad a la ciudad inglesa de Oxford. La tenue luz eléctrica de las farolas alumbra lo suficiente para avistar una completa ausencia de viandantes en aquella zona.
Muy lejos, se oyen unos pasos que, conforme transcurren los minutos, son más estridentes. Junto a su lienzo, una joven pintora, de cabello negro como la fría noche y ojos verde esmeralda, se dispone en aquella avenida vacía de colores, almas y sonidos.
Permanece allí durante horas, en un completo silencio, y dirigiendo la mirada hacia un cielo ausente el cual arde en deseos de que la luz se haga.
Amanece y el horizonte se cubre de una gris neblina. La muchacha continúa en la misma posición, quieta y con los labios sellados.
De repente, un haz de luz traspasa un firmamento encapotado de nubes. Irremediablemente, la avenida se ilumina y comienza el matutino alboroto a causa del tránsito de cientos de ciudadanos.
Haciendo uso de su lápiz de grafito, la mujer se inicia en su obra. Una obra que reflejará la situación del momento y la de años venideros. Una obra que nunca verá la luz debido al negror de sucesos futuros, sucesos horribles a raíz de un tremendo fracaso humano. Una obra que presenciará el sufrimiento y las injusticias de un nefasto porvenir, y que será iniciada y finalizada en ese mismo lugar. Al frente, el Puente de los Suspiros de Oxford, fuente de inspiración de múltiples artistas callejeros.
Pequeño individuo pensante
No soy mucho más que eso, un pequeño individuo pensante. Mis historias para no dormir surgieron a raíz de la nada, de mis pesadillas y deseos más internos. Grande es Kant, al que se debe el nombre del blog; yo sólo soy uno más de los tantos que intentaron entender y no pudieron.
Este blog se concibió como una terapia personal. ¡Tanto ocurre a tu alrededor! ¡Tantas absurdas ideas arden en nuestra conciencia! Debía curarme aquel daño interno y, aprovechando la ocasión, intentar hacer reflexionar a un colectivo.
Sin embargo, nunca creí que llegaría a las más de quinientas visitas y en un tiempo relativamente corto, ya que pocas personas conocen este espacio en la red. Ojalá algún día tenga el valor de dar a la luz, a un masivo público, mis pensamientos más personales sobre una vida que se nos escapa y un mundo que jamás lograremos comprender.
Ahora ojeo todas aquellas entradas de hace meses y pienso. Paulatinamente, voy evolucionando. Mis primeras entradas eran más generales y asequibles, las últimas con una gran carga sentimental y crítica. Al principio, historias que daban lugar a una reflexión; ahora, ensayos a cual más dispar e íntimo. No sé si estará mejor o peor, lo único que quiero es no perder nunca mi esencia. Como dice una canción del grupo rock Marea: No quiero ser más que el esqueleto de lo que he sido.
Resumiendo, todavía quedan muchos temas que tratar: límites del ser humano, ¿tal vez de nuevo la muerte?, los abrazos y caricias, errores humanos cada vez más graves, o simplemente, nuestra vida en general. Tranquilos, aún queda imperativo categórico para rato. Para concluir y haciendo honor a Kant añado que yo no enseño filosofía, sino que invito a filosofar.
Este blog se concibió como una terapia personal. ¡Tanto ocurre a tu alrededor! ¡Tantas absurdas ideas arden en nuestra conciencia! Debía curarme aquel daño interno y, aprovechando la ocasión, intentar hacer reflexionar a un colectivo.
Sin embargo, nunca creí que llegaría a las más de quinientas visitas y en un tiempo relativamente corto, ya que pocas personas conocen este espacio en la red. Ojalá algún día tenga el valor de dar a la luz, a un masivo público, mis pensamientos más personales sobre una vida que se nos escapa y un mundo que jamás lograremos comprender.
Ahora ojeo todas aquellas entradas de hace meses y pienso. Paulatinamente, voy evolucionando. Mis primeras entradas eran más generales y asequibles, las últimas con una gran carga sentimental y crítica. Al principio, historias que daban lugar a una reflexión; ahora, ensayos a cual más dispar e íntimo. No sé si estará mejor o peor, lo único que quiero es no perder nunca mi esencia. Como dice una canción del grupo rock Marea: No quiero ser más que el esqueleto de lo que he sido.
Resumiendo, todavía quedan muchos temas que tratar: límites del ser humano, ¿tal vez de nuevo la muerte?, los abrazos y caricias, errores humanos cada vez más graves, o simplemente, nuestra vida en general. Tranquilos, aún queda imperativo categórico para rato. Para concluir y haciendo honor a Kant añado que yo no enseño filosofía, sino que invito a filosofar.
miércoles, 17 de octubre de 2012
Simples gestos, inmensa felicidad
Quizás lo más fácil sería interesarse por mí cuando se necesita algo. Tal vez la manera más sencilla de hablarme sería mediante vacíos, fríos y automatizados mensajes a través de las redes sociales. Sin duda, lo simple sería no luchar por mí, por verme o hablarme.
Sí, eso restaría dificultad, muchas personas lo hacen. Pero otras, las más importantes para mí, guerrean por mí, adoran los retos y, a pesar de que el enemigo o un mal temporal se acerque, permanecen ahí hasta que amaine.
Ellos son mi gente, mi yo, mi todo. Da igual que no nos conozcamos desde la infancia, ellos han llenado mi pasado de un maravilloso presente junto a ellos. Espero con ansias que rellenen ese futuro incierto en el que, por fin, cuando mis pesadillas me enreden de nuevo, pueda estar inmediatamente al lado de ellos, sonriendo, soñando, viviendo.
Y al ojear otra vez unas páginas olvidadas, y al admirar esos pequeños e insignificantes objetos con gran carga sentimental; darte de bruces con la realidad. Hoy ha sido un día duro, y probablemente mañana también lo será, pero poder encontrarte encima de la mesa un pequeño detalle alivia la importancia de una vida complicada de entender.
Hoy avisté una carta, leí el remitente y sonreí. Ni regalo, ni dinero, ni ningún objeto material. Únicamente treinta y seis céntimos en un sello y un sobre y, ha sido lo mejor que me ha podido ocurrir hoy. No todo el mundo se molesta en contar algo que tantas veces me has repetido pero que nunca he poseído por escrito. Ahora tengo la prueba del crimen, la de mi felicidad. Gracias porque ahora estoy seguro de que, aunque ciertos cretinos no me aguanten, aún me puedo sentir querido.
A todos los que me hacen sonreír diariamente, vosotros y sólo vosotros, sois mi objetivo en la vida: mi absoluta y eterna felicidad.
Sí, eso restaría dificultad, muchas personas lo hacen. Pero otras, las más importantes para mí, guerrean por mí, adoran los retos y, a pesar de que el enemigo o un mal temporal se acerque, permanecen ahí hasta que amaine.
Ellos son mi gente, mi yo, mi todo. Da igual que no nos conozcamos desde la infancia, ellos han llenado mi pasado de un maravilloso presente junto a ellos. Espero con ansias que rellenen ese futuro incierto en el que, por fin, cuando mis pesadillas me enreden de nuevo, pueda estar inmediatamente al lado de ellos, sonriendo, soñando, viviendo.
Y al ojear otra vez unas páginas olvidadas, y al admirar esos pequeños e insignificantes objetos con gran carga sentimental; darte de bruces con la realidad. Hoy ha sido un día duro, y probablemente mañana también lo será, pero poder encontrarte encima de la mesa un pequeño detalle alivia la importancia de una vida complicada de entender.
Hoy avisté una carta, leí el remitente y sonreí. Ni regalo, ni dinero, ni ningún objeto material. Únicamente treinta y seis céntimos en un sello y un sobre y, ha sido lo mejor que me ha podido ocurrir hoy. No todo el mundo se molesta en contar algo que tantas veces me has repetido pero que nunca he poseído por escrito. Ahora tengo la prueba del crimen, la de mi felicidad. Gracias porque ahora estoy seguro de que, aunque ciertos cretinos no me aguanten, aún me puedo sentir querido.
A todos los que me hacen sonreír diariamente, vosotros y sólo vosotros, sois mi objetivo en la vida: mi absoluta y eterna felicidad.
sábado, 13 de octubre de 2012
Haces de luz en tu sonrisa
Hombre que no sonríe, hombre que no vive. Pobre de aquel que no viva con una ilusión, con sueños imposibles, con amores no correspondidos. ¿Qué sería de la vida sin un poco de sufrimiento?
Monotonía de lluvia tras los cristales, diría Machado. Aquel hombre no busca amargura, pero tampoco una aparente y eterna felicidad. Desea altibajos: que la soledad lo alcance y alguien se acerque a su lado, que el frío rodee su cuerpo y ella lo envuelva con sus brazos, que la tristeza se apropie de su rostro y esa persona le saque una sonrisa.
¡Oh, bendita cuando sonríes! No mis sonrisas, por supuesto, sino las tuyas, que me contagian. Droga como heroína, así es tu boca. Siempre mostrando un semicírculo que se traspasa a mi cara. Locura, luz, amor y calma. Problemas a miles que se desvanecen cuando muestras una sonrisa y que se acentúan cuando quiero rozarla.
Hombre que no sonríe, hombre que no vive. Ojalá te conociera aquel desgraciado para que descubriera cómo es el no estar muerto, cómo encontrar el sentido a algo tan enigmático como es la vida.
Gracias por regalarme diariamente la visión de esos haces de luz en tu sonrisa, fuente de inspiración de individuo afortunado.
Recortes, reformas y deformes (IV): Huelga, única opción
Un servidor, desde un humilde blog que quizás nadie lee, quiere hacer un llamamiento a la huelga. Una huelga por esta lamentable reforma educativa que tendrá lugar los días 16, 17 y 18 de octubre de 2012. Insto que quedarse en casa no es la solución más factible. Necesitamos salir, movilizarnos, hacernos oír. Tal vez el voto de cuatro personas no repercuta en un país, pero quizás si unimos fuerzas y ese cuarteto se multiplica, consigamos algo.
Yo soy el primero que no cree en las manifestaciones. Pierdes un día de clase que después tienes que recuperar, haces mucho ruido para pocas nueces y, aún encima, después los partidos políticos proporcionan un dato sobre el seguimiento de la huelga fruto de su invención. Tanto esfuerzo siempre para nada.
No obstante, esta vez la necesidad nos llama a voces. La necesidad de hacer frente a reformas tan absurdas como las que voy a mostrarles:
-Vuelven las reválidas. Quizás nadie sepa lo que significa esto. Son exámenes, algunos de ellos determinantes para conseguir un título o pasar de curso. Esto es lo que se pretende hacer al final de cada ciclo. Volvamos al pasado con tan odiosas pruebas que, al fin y al cabo, no sirven para nada, únicamente para incrementar un fracaso escolar ya bastante importante y proporcionar porcentajes sobre el nivel de competencia de cada comunidad. Ya tenemos bastante con la PAEG (Selectividad) para que aún incrementen este tipo de controles.
-Adiós PAEG, hola exámenes específicos: Hablando de la PAEG, esta prueba llegó a su caducidad. No, no os alegréis, porque hay novedades. Será sustituida por una de las ya citadas reválidas (vamos, que la PAEG seguirá existiendo con otro nombre) pero ésta no influirá en la entrada a la universidad sino que cada universidad podrá convocar los exámenes específicos que desee, incluso entrevistas personales. ¿Entrevistas personales? ¿Exámenes en cada lugar? Esto sólo dará lugar a que la imagen que presentes en la prueba (más te vale ir repeinado) sea más importante que tu inteligencia.
-Subvenciones a colegios no mixtos: Sin duda la reforma más degradante y estúpida de todas. Ya que estamos implantemos de nuevo una dictadura o, ¿por qué no?, también podemos volver al Antiguo Régimen. Chicos por un lado, chicas por otro; y más subvenciones a los pertenecientes al Opus Dei. Sexista y entrando en temas religiosos. No añado nada más que me tachan de rojo, algo que tampoco soy, sólo pretendo ser objetivo.
A todo esto se le sumarían el recorte en las becas universitarias y otras reformas que ya podemos ver presente en las aulas. Éramos el futuro en España y, por unas acciones ineptas en el presente, ya no lo podremos ser. Fuga de cerebros nos espera en la posteridad.
Sin embargo, tenemos una opción: luchemos por nuestros derechos. Somos el populum, y la única manera que tenemos para hacernos oír es manifestarnos. Escribid pancartas, carteles o, únicamente, llevad vuestra voz y ganas de cambiar el mundo. Tal vez no consigamos nada, pero sí que no lo haremos si nos quedamos de brazos cruzados.
El movimiento obrero hizo frente a los abusos de los patronos en la Primera Revolución Industrial. La revolución francesa acabo con el absolutismo en Francia. Ellos se manifestaron y pronunciaron un decisivo "no nos moverán", consiguiendo así sus propósitos. Emulemos sus acciones y defendamos la educación, la base del saber, la vida y el futuro de España. Liberté, egalité et fraternité, gritarían los revolucionarios franceses. Hagamos nosotros lo mismo
Yo soy el primero que no cree en las manifestaciones. Pierdes un día de clase que después tienes que recuperar, haces mucho ruido para pocas nueces y, aún encima, después los partidos políticos proporcionan un dato sobre el seguimiento de la huelga fruto de su invención. Tanto esfuerzo siempre para nada.
No obstante, esta vez la necesidad nos llama a voces. La necesidad de hacer frente a reformas tan absurdas como las que voy a mostrarles:
-Vuelven las reválidas. Quizás nadie sepa lo que significa esto. Son exámenes, algunos de ellos determinantes para conseguir un título o pasar de curso. Esto es lo que se pretende hacer al final de cada ciclo. Volvamos al pasado con tan odiosas pruebas que, al fin y al cabo, no sirven para nada, únicamente para incrementar un fracaso escolar ya bastante importante y proporcionar porcentajes sobre el nivel de competencia de cada comunidad. Ya tenemos bastante con la PAEG (Selectividad) para que aún incrementen este tipo de controles.
-Adiós PAEG, hola exámenes específicos: Hablando de la PAEG, esta prueba llegó a su caducidad. No, no os alegréis, porque hay novedades. Será sustituida por una de las ya citadas reválidas (vamos, que la PAEG seguirá existiendo con otro nombre) pero ésta no influirá en la entrada a la universidad sino que cada universidad podrá convocar los exámenes específicos que desee, incluso entrevistas personales. ¿Entrevistas personales? ¿Exámenes en cada lugar? Esto sólo dará lugar a que la imagen que presentes en la prueba (más te vale ir repeinado) sea más importante que tu inteligencia.
-Subvenciones a colegios no mixtos: Sin duda la reforma más degradante y estúpida de todas. Ya que estamos implantemos de nuevo una dictadura o, ¿por qué no?, también podemos volver al Antiguo Régimen. Chicos por un lado, chicas por otro; y más subvenciones a los pertenecientes al Opus Dei. Sexista y entrando en temas religiosos. No añado nada más que me tachan de rojo, algo que tampoco soy, sólo pretendo ser objetivo.
A todo esto se le sumarían el recorte en las becas universitarias y otras reformas que ya podemos ver presente en las aulas. Éramos el futuro en España y, por unas acciones ineptas en el presente, ya no lo podremos ser. Fuga de cerebros nos espera en la posteridad.
Sin embargo, tenemos una opción: luchemos por nuestros derechos. Somos el populum, y la única manera que tenemos para hacernos oír es manifestarnos. Escribid pancartas, carteles o, únicamente, llevad vuestra voz y ganas de cambiar el mundo. Tal vez no consigamos nada, pero sí que no lo haremos si nos quedamos de brazos cruzados.
El movimiento obrero hizo frente a los abusos de los patronos en la Primera Revolución Industrial. La revolución francesa acabo con el absolutismo en Francia. Ellos se manifestaron y pronunciaron un decisivo "no nos moverán", consiguiendo así sus propósitos. Emulemos sus acciones y defendamos la educación, la base del saber, la vida y el futuro de España. Liberté, egalité et fraternité, gritarían los revolucionarios franceses. Hagamos nosotros lo mismo
viernes, 12 de octubre de 2012
El día que nacemos
Nacemos sabiendo que un día moriremos y, aún así, celebramos cómo nuestro tiempo se agota reduciéndose a un simple reloj de arena que nos impide dormir.
Feliz cumpleaños decimos cuando cumplir años es algo trascendental. Hoy cierta persona cumple diecisiete que, posiblemente podrían ser treinta en cualquier otro calendario. Un año es una medida de tiempo pragmática, no significa nada más.
Por lo tanto, y como dijiste tú, hoy no hay nada que celebrar. ¿O quizás sí? ¿Qué ya eres una diecisieteañera? Eso a todos nos da igual. Lo que hay que celebrar es el día que, una mujer cualquiera, decidió tenerte. Celebrar que la experiencia vital ha decidido formarte tal cual eres ahora, con unas virtudes y defectos que todos los que te queremos alabamos.
Así que, ¿qué es un cumpleaños? Cumpleaños es estar con la gente que te hace soñar, reír y pasar los momentos más felices de tu vida. Quisiera regalarte algo, pronto, lo mejor que te puedo ofrecer: un cumpleaños. Creo que mi compañía es lo más valioso que puedo entregarte.
De nuevo, felicidades. Felicidades, porque pocas personas consiguen demostrarme en tan poco tiempo lo que tú has hecho por mí. Pilar, definitivamente, felicidades por ser así.
Feliz cumpleaños decimos cuando cumplir años es algo trascendental. Hoy cierta persona cumple diecisiete que, posiblemente podrían ser treinta en cualquier otro calendario. Un año es una medida de tiempo pragmática, no significa nada más.
Por lo tanto, y como dijiste tú, hoy no hay nada que celebrar. ¿O quizás sí? ¿Qué ya eres una diecisieteañera? Eso a todos nos da igual. Lo que hay que celebrar es el día que, una mujer cualquiera, decidió tenerte. Celebrar que la experiencia vital ha decidido formarte tal cual eres ahora, con unas virtudes y defectos que todos los que te queremos alabamos.
Así que, ¿qué es un cumpleaños? Cumpleaños es estar con la gente que te hace soñar, reír y pasar los momentos más felices de tu vida. Quisiera regalarte algo, pronto, lo mejor que te puedo ofrecer: un cumpleaños. Creo que mi compañía es lo más valioso que puedo entregarte.
De nuevo, felicidades. Felicidades, porque pocas personas consiguen demostrarme en tan poco tiempo lo que tú has hecho por mí. Pilar, definitivamente, felicidades por ser así.
miércoles, 10 de octubre de 2012
Mitología
<<En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. En el fondo de la tierra de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro. Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos>>
Pura literatura y belleza. Pura magia y ciencia irracional. La mitología intenta explicar de forma amena y a través de dioses o semidioses, objetos y fenómenos que nos rodean; sucesos que ni siquiera pasados tantos siglos podemos nosotros explicar.
La mitología griega es la más bella de todas, sin ofender a la escandinava. Este es el principio del libro Teogonía de Hesíodo. Sin embargo, no pretendo aburriros con lecciones didácticas, sino poéticas, filosóficas y cotidianas, ya lo sabéis; por lo tanto, me remitiré únicamente al tema del texto.
¿De qué trata? Del comienzo de todo. ¡Ay, si pudiéramos explicar realmente y con precisión lo que sucedió en el inicio! Los católicos optan por la opción de que Dios creó el mundo en siete días. La mitología escandinava nos presenta la vida como unión entre el frío y el calor y una posterior formación del mundo de los humanos, Midgard, y el de los dioses, Asgard, que se sitúa en el centro del primero. En cambio, y como podemos ver reflejado en la narración anterior, los griegos relataban que al principio existía la oscuridad, Caos, la tierra, Gea, y el amor, Eros, que embriaga a todos con su esencia.
Tal vez actualmente pensemos que todas estas historias son patrañas, que no tienen ni el mínimo sentido. Algo de razón llevamos, pero eso no justifica lo hipócritas que somos. ¿Acaso no creemos en la magia, en las supersticiones? Vivimos rodeados de mitos y, lo más decepcionante es, que nos los creemos.
El amor verdadero es un mito. La amistad incondicional y eterna, una burda mentira. Las palabras de los políticos, necias pero convincentes para su rebaño de votantes. La verdad en sí es un mito; y confiar en el ser humano por su propia naturaleza, una gran equivocación.
No obstante, no os preocupéis. Pronto desaparecerán los mitos y todo serán certezas: jinetes del infierno perseguirán a los pecadores, a quienes han pregonado mentiras sin fundamento. Lo dice la Biblia en el Apocalípsis. Sí, es cierto, me contradigo, pero soy humano y, por lo tanto, al mito me remito. Una vez más.
Pura literatura y belleza. Pura magia y ciencia irracional. La mitología intenta explicar de forma amena y a través de dioses o semidioses, objetos y fenómenos que nos rodean; sucesos que ni siquiera pasados tantos siglos podemos nosotros explicar.
La mitología griega es la más bella de todas, sin ofender a la escandinava. Este es el principio del libro Teogonía de Hesíodo. Sin embargo, no pretendo aburriros con lecciones didácticas, sino poéticas, filosóficas y cotidianas, ya lo sabéis; por lo tanto, me remitiré únicamente al tema del texto.
¿De qué trata? Del comienzo de todo. ¡Ay, si pudiéramos explicar realmente y con precisión lo que sucedió en el inicio! Los católicos optan por la opción de que Dios creó el mundo en siete días. La mitología escandinava nos presenta la vida como unión entre el frío y el calor y una posterior formación del mundo de los humanos, Midgard, y el de los dioses, Asgard, que se sitúa en el centro del primero. En cambio, y como podemos ver reflejado en la narración anterior, los griegos relataban que al principio existía la oscuridad, Caos, la tierra, Gea, y el amor, Eros, que embriaga a todos con su esencia.
Tal vez actualmente pensemos que todas estas historias son patrañas, que no tienen ni el mínimo sentido. Algo de razón llevamos, pero eso no justifica lo hipócritas que somos. ¿Acaso no creemos en la magia, en las supersticiones? Vivimos rodeados de mitos y, lo más decepcionante es, que nos los creemos.
El amor verdadero es un mito. La amistad incondicional y eterna, una burda mentira. Las palabras de los políticos, necias pero convincentes para su rebaño de votantes. La verdad en sí es un mito; y confiar en el ser humano por su propia naturaleza, una gran equivocación.
No obstante, no os preocupéis. Pronto desaparecerán los mitos y todo serán certezas: jinetes del infierno perseguirán a los pecadores, a quienes han pregonado mentiras sin fundamento. Lo dice la Biblia en el Apocalípsis. Sí, es cierto, me contradigo, pero soy humano y, por lo tanto, al mito me remito. Una vez más.
lunes, 8 de octubre de 2012
Cigarettes in the theatre
Tenía una enfermedad gravísima. Sabía muy bien que aquella era su última noche en la faz de la Tierra, una noche que el mundo recordaría como otra cualquiera. Sabía muy bien que, cuando saliera de aquel teatro, nadie se daría cuenta de su presencia ni de su ausencia en él.
Obras, grandiosas piezas teatrales había compuesto por y para aquel lugar. Actores que habían encarnado los personajes surgidos a raíz de su imaginación. Personajes que ni siquiera saben quién es su padre, su creador. Tal hombre que se despedía para no volver a ese lugar ni a ningún otro, era un magnífico dramaturgo.
Suspiró mientras que, con un leve movimiento de muñeca encendía una incandescente cerilla que alumbraba una soledad inmensa la cual abarcaba incluso el interior de su persona. Con la mano que le quedaba libre, sacó un cigarrillo, se lo colocó en la comisura de los labios, y acercó la cerilla. La colilla comenzó a arder. Ojalá fuera yo la llama que avivara de nuevo, susurró con cierta nostalgia.
Nostalgia futura. Melancolía hacía una vida que avistaba como algo que no podía controlar. Es paradójico, pensó, este mundo ha significado mucho mí y, en cambio, yo nada he significado para el mundo.
Sí, tal vez los estudiantes de generaciones cercanas le recordaran como aquel literato que existió años atrás y que les está amargando la existencia a través de interminables comentarios de texto o nombres de obras con títulos muy abstractos y dispares. Era su sueño: pasar como un escritor de los grandes. Sin embargo, también quería pasar a la posteridad como persona, una ilusión que, a su parecer, no iba a hacerse realidad.
Se sentó en una butaca a fumar tranquilamente el cigarro. Había vencido al cáncer que lo llevaría a la tumba. Por uno más no fallecería antes. Al fin y al cabo no le quedaba nada más que hacer, únicamente admirar aquellas paredes que habían sido espectadoras de su efímero éxito.
Abandonó aquel lugar antes de enfrentarse a la muerte, cara a cara. Estaba absolutamente convencido de que nadie sabría nunca de su presencia en aquel teatro esa última noche. Sabía que ninguna señal podría justificar su existencia.
No obstante, no cayó en la cuenta de un ínfimo detalle. La colilla, todavía desprendiendo humo, se situaba en medio de una roja alfombra resplandeciente e impoluta.
Cualquiera juraría que no había estado allí si no hubiera sido por aquel cigarro.
(If I hadn't been there, if not for a cigarette)
Obras, grandiosas piezas teatrales había compuesto por y para aquel lugar. Actores que habían encarnado los personajes surgidos a raíz de su imaginación. Personajes que ni siquiera saben quién es su padre, su creador. Tal hombre que se despedía para no volver a ese lugar ni a ningún otro, era un magnífico dramaturgo.
Suspiró mientras que, con un leve movimiento de muñeca encendía una incandescente cerilla que alumbraba una soledad inmensa la cual abarcaba incluso el interior de su persona. Con la mano que le quedaba libre, sacó un cigarrillo, se lo colocó en la comisura de los labios, y acercó la cerilla. La colilla comenzó a arder. Ojalá fuera yo la llama que avivara de nuevo, susurró con cierta nostalgia.
Nostalgia futura. Melancolía hacía una vida que avistaba como algo que no podía controlar. Es paradójico, pensó, este mundo ha significado mucho mí y, en cambio, yo nada he significado para el mundo.
Sí, tal vez los estudiantes de generaciones cercanas le recordaran como aquel literato que existió años atrás y que les está amargando la existencia a través de interminables comentarios de texto o nombres de obras con títulos muy abstractos y dispares. Era su sueño: pasar como un escritor de los grandes. Sin embargo, también quería pasar a la posteridad como persona, una ilusión que, a su parecer, no iba a hacerse realidad.
Se sentó en una butaca a fumar tranquilamente el cigarro. Había vencido al cáncer que lo llevaría a la tumba. Por uno más no fallecería antes. Al fin y al cabo no le quedaba nada más que hacer, únicamente admirar aquellas paredes que habían sido espectadoras de su efímero éxito.
Abandonó aquel lugar antes de enfrentarse a la muerte, cara a cara. Estaba absolutamente convencido de que nadie sabría nunca de su presencia en aquel teatro esa última noche. Sabía que ninguna señal podría justificar su existencia.
No obstante, no cayó en la cuenta de un ínfimo detalle. La colilla, todavía desprendiendo humo, se situaba en medio de una roja alfombra resplandeciente e impoluta.
Cualquiera juraría que no había estado allí si no hubiera sido por aquel cigarro.
(If I hadn't been there, if not for a cigarette)
domingo, 7 de octubre de 2012
Recortes, reformas y deformes (III): Adiós, cultura
¡Pregono que la cultura ha pasado a una mejor vida! ¡Cuantos artistas teníamos, han desaparecido! Ya no queda ni un Cervantes, ni un Picasso, ni una Rocío Jurado, ni un Sancho Gracia. Todos murieron gracias al fomento de la anticultura.
La cultura es básicamente un recurso para ignorar la realidad. Una realidad pésima que nos enviste como un toro, de frente, causándonos una frustración y decepción inmensas. La cultura era nuestro único método para evadirnos de este país vergonzoso, tarareando la letra de una canción pegadiza, viendo una comedia o una tragedia, o leyendo acerca de la libertad y las ganas de vivir. Una cultura que ya no nos queda.
La drástica subida del IVA en estos lares no traerá consigo un aumento del consumo. Ni mucho menos. Esta magnifica reforma sólo hará que echemos mano de nuestra billetera, veamos una telaraña remplazando esas monedas que antes nos sobraban, la cerremos y suspiremos. Los pequeños placeres nunca habían sido tan caros.
Pero ésta no es la única razón por la que tengamos que despedir a la cultura. Nada de eso. El excelentísimo ministro Wert ha anunciado, junto a una reforma educativa que analizaremos en otra ocasión, que eliminará en un futuro las enseñanzas artísticas, y reducirá gastos en Humanidades. Adiós a los literatos, pintores y actores, que se van para no volver. En la historia de España, esto marcará un antes y un después el cual será, obviamente, el fin de la propia historia. Sin cultura, sin innovaciones, sin pensadores, la historia y el desarrollo se estanca, y España también. A decir verdad, ya lo está.
¿Y quién será el culpable? La sociedad. Si el cine fracasa será porque un trabajador de a pie no pagará 12 euros para ver un largometraje. Eso dicen los políticos, sabiendo realmente que ellos mismos son los causantes del final de la intelectualidad en España. La Ilustración que comenzó en el siglo XVIII acaba de finalizar. Españoles y españolas, la cultura ha muerto.
La cultura es básicamente un recurso para ignorar la realidad. Una realidad pésima que nos enviste como un toro, de frente, causándonos una frustración y decepción inmensas. La cultura era nuestro único método para evadirnos de este país vergonzoso, tarareando la letra de una canción pegadiza, viendo una comedia o una tragedia, o leyendo acerca de la libertad y las ganas de vivir. Una cultura que ya no nos queda.
La drástica subida del IVA en estos lares no traerá consigo un aumento del consumo. Ni mucho menos. Esta magnifica reforma sólo hará que echemos mano de nuestra billetera, veamos una telaraña remplazando esas monedas que antes nos sobraban, la cerremos y suspiremos. Los pequeños placeres nunca habían sido tan caros.
Pero ésta no es la única razón por la que tengamos que despedir a la cultura. Nada de eso. El excelentísimo ministro Wert ha anunciado, junto a una reforma educativa que analizaremos en otra ocasión, que eliminará en un futuro las enseñanzas artísticas, y reducirá gastos en Humanidades. Adiós a los literatos, pintores y actores, que se van para no volver. En la historia de España, esto marcará un antes y un después el cual será, obviamente, el fin de la propia historia. Sin cultura, sin innovaciones, sin pensadores, la historia y el desarrollo se estanca, y España también. A decir verdad, ya lo está.
¿Y quién será el culpable? La sociedad. Si el cine fracasa será porque un trabajador de a pie no pagará 12 euros para ver un largometraje. Eso dicen los políticos, sabiendo realmente que ellos mismos son los causantes del final de la intelectualidad en España. La Ilustración que comenzó en el siglo XVIII acaba de finalizar. Españoles y españolas, la cultura ha muerto.
miércoles, 3 de octubre de 2012
Entre lombrices o en ceniceros
La muerte acecha a la vuelta de la esquina. Extraño fenómeno que te arrastra en cualquier momento. ¿Y qué es la muerte? Muerte puede significar otra vida, tal vez paraíso o reencarnación o, según mi opinión, no puede significar nada.
Al otro lado, para mí, sólo hay un oscuro vacío, en ocasiones, una gran interrogación. Eso es ser agnóstico, señores. Las religiones sólo te vinculan a una visión idealizada de lo que habrá: ¿cielo o infierno? ¿reencarnación? ¿fundición en un estado espiritual de nirvana? Nadie lo sabe, ni siquiera ellos, líderes religiosos. La muerte es y siempre será un absoluto misterio. Por lo tanto, vivamos esta vida, ya que la tenemos, y no nos preocupemos por lo que pueda llegar después.
A modo de ejemplo, el catolicismo penaliza a los pecadores con un infierno ardiente y repleto de sufrimiento, recompensa a los devotos y bondadosos, y juzga los fallos en el purgatorio. Pura mitología. El cielo estaría desierto entonces. El objetivo y, por lo tanto, el mayor pecado del ser humano es no dejar ninguno.
Y me da igual ser católico o protestante, y me da igual ser caritativo o corrupto, y me da igual ser rico o pobre. Lo que la cuna nos diferencia, la muerte nos iguala. Todos morimos y lo hacemos de la misma forma. Y una vez muertos, estemos sepultados entre lombrices o reducidos a polvo en ceniceros, no seremos nada.
Con respecto a la famosa luz al final del túnel... No estoy seguro. Tal vez sea el paraíso, algo real, o quizás sólo un reflejo: un destello luminoso de una vida que se nos escapa.
Al otro lado, para mí, sólo hay un oscuro vacío, en ocasiones, una gran interrogación. Eso es ser agnóstico, señores. Las religiones sólo te vinculan a una visión idealizada de lo que habrá: ¿cielo o infierno? ¿reencarnación? ¿fundición en un estado espiritual de nirvana? Nadie lo sabe, ni siquiera ellos, líderes religiosos. La muerte es y siempre será un absoluto misterio. Por lo tanto, vivamos esta vida, ya que la tenemos, y no nos preocupemos por lo que pueda llegar después.
A modo de ejemplo, el catolicismo penaliza a los pecadores con un infierno ardiente y repleto de sufrimiento, recompensa a los devotos y bondadosos, y juzga los fallos en el purgatorio. Pura mitología. El cielo estaría desierto entonces. El objetivo y, por lo tanto, el mayor pecado del ser humano es no dejar ninguno.
Y me da igual ser católico o protestante, y me da igual ser caritativo o corrupto, y me da igual ser rico o pobre. Lo que la cuna nos diferencia, la muerte nos iguala. Todos morimos y lo hacemos de la misma forma. Y una vez muertos, estemos sepultados entre lombrices o reducidos a polvo en ceniceros, no seremos nada.
Con respecto a la famosa luz al final del túnel... No estoy seguro. Tal vez sea el paraíso, algo real, o quizás sólo un reflejo: un destello luminoso de una vida que se nos escapa.
lunes, 1 de octubre de 2012
Pangea
Sucia ramera, maldita meretriz. Nos separas a ambos, impides un abrazo o un "te quiero". Puta con horario de oficina es tu nombre. La oficina siempre permanece ahí, tú disponible las veinticuatro horas, pero intensa en un periodo concreto y diario.
O más bien eres como un asesino a sueldo, que siempre acecha pero que clava puñaladas en el momento más inesperado. Me matas, me acabas desangrando y, en ocasiones, ya me cuesta levantarme.
Pero no es sólo de ti la culpa, vieja arpía. Nos conocemos lo suficiente, distancia. La ciencia no hace nada por acabar contigo. ¿Acaso ha inventado un remedio infalible para hacerte indolora? No. Ellos andan buscando vidas en otros planetas, agua en Marte. No lo entiendo. ¿Para qué quieres explorar más universos si aun ni siquiera conoces la propia Tierra, si aun ni siquiera puedes a tu antojo desplazarte por toda ella? No pido muchos kilómetros, lo que deseo tener está aquí al lado, no en un polo opuesto.
Sólo pido a la distancia que sea un poco más compasiva y lanzar una propuesta a los geólogos, con una voz quebrada y batida. Pangea. Volvamos a Pangea. Unámonos en un todo. Así tal vez, cuando más lo necesite, en cualquier momento y en un solo paso, podamos estar juntos de nuevo.
O más bien eres como un asesino a sueldo, que siempre acecha pero que clava puñaladas en el momento más inesperado. Me matas, me acabas desangrando y, en ocasiones, ya me cuesta levantarme.
Pero no es sólo de ti la culpa, vieja arpía. Nos conocemos lo suficiente, distancia. La ciencia no hace nada por acabar contigo. ¿Acaso ha inventado un remedio infalible para hacerte indolora? No. Ellos andan buscando vidas en otros planetas, agua en Marte. No lo entiendo. ¿Para qué quieres explorar más universos si aun ni siquiera conoces la propia Tierra, si aun ni siquiera puedes a tu antojo desplazarte por toda ella? No pido muchos kilómetros, lo que deseo tener está aquí al lado, no en un polo opuesto.
Sólo pido a la distancia que sea un poco más compasiva y lanzar una propuesta a los geólogos, con una voz quebrada y batida. Pangea. Volvamos a Pangea. Unámonos en un todo. Así tal vez, cuando más lo necesite, en cualquier momento y en un solo paso, podamos estar juntos de nuevo.
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