Seamos creyentes, agnósticos o ateos, no es aconsejable manejar un término tan sacro como este como si de un juego de niños se tratase. No solo las religiones hablan del alma, también filósofos, incluso el escritor Pablo Neruda el cual expresa que la risa es el espejo del alma. Si esa carcajada espontánea no emana de tu boca, no posees alma, no puedes considerarte humano.
El cuerpo, cárcel del alma, según Platón, quien daba especial importante a esta abstracción. Para el griego, el cuerpo es de naturaleza material por lo que pertenece al mundo de lo sensible. Por el contrario, el alma, unida al mundo inteligible, es de naturaleza espiritual. Por lo tanto, ¿es de veras una figura corpórea el lugar idóneo para nuestra alma? ¿O esta no es más que una jaula que impide su libertad y retorno a su origen puro?
Quizás algunos piensen que el alma solamente es una táctica religiosa para llenarse los bolsillos. Absuelve tus pecados, vuelve cristalina tu embarrada alma y asegúrate un puesto en el Paraíso. No obstante, y como se ha señalado anteriormente, esta idea se concebía ya antes del boom cristiano.
Cabe destacar un capítulo de Los Simpsons que ilustra perfectamente este asunto. Bart vende su alma a cambio de unos míseros dólares. No le da importancia, para él el alma no existe. Sin embargo, su subconsciente no piensa igual y todo en su vida comienza a cambiar. Todo lo bueno que había en ella, como el afecto hacia una madre, deja de serlo. Solo logra sentir neutralidad. Esto nos plantea una interesante cuestión y es si podríamos vivir sin aquello a lo que denominamos alma. Buena metáfora es la de las barcas: todos los niños con alma consiguen avanzar por el lago remando, sin embargo Bart, que carece de ella, solo consigue dar vueltas en círculos: no tiene a su compañero espiritual para poder moverse sobre las relucientes aguas.
Sinceramente, el alma la forjamos día a día. Nadie nace con este don, lo tenemos que adquirir a base de esfuerzos y sacrificios. Quizás el alma no sea ese personaje que simbolizamos como una silueta etérea idéntica a nosotros, pero sí es verdad que, tras despedirnos de este maravilloso mundo, una parte de nosotros continúa formando parte de él. Sí, tal vez nuestra existencia no repercuta en generaciones futuras, pero nuestra alma permanecerá para siempre en el recuerdo de aquellos que, durante nuestra efímera vida, nos han amado.
Cito: "Por lo tanto, ¿es de veras una figura corpórea el lugar idóneo para nuestra alma? ¿O esta no es más que una jaula que impide su libertad y retorno a su origen puro?"
ResponderEliminarYo pienso que el alma siempre ha existido, ya fuera vagando por el mundo o en anteriores vidas de otras personas, o incluso seres vivos distintos. Y el cuerpo (o los cuerpos) que use es un modo de hacerse notar y permitir la relación con otras almas, que la vida impide, fuera de un cuerpo cerrado. Pero claro, si esto no se puede demostrar científicamente, qué mas que la opinión sea de un filósofo, de un vagabundo o de un humilde servidor... En estos temas, no somos nadie.