Aquellas tardes de verano... ¡Cuánto añoro divertirme junto a mis compañeros de aventuras! Soleadas, calurosas, llenas de esperanza y sabiduría... Ni la escuela me enseñó tanto como tan agradable experiencia.
Todos los viernes, como si de un ritual se tratase, acudíamos al lago más cristalino e inmenso que ningún hombre pudiese haber visto jamás, a unos kilómetros de nuestro pueblo. En medio de la naturaleza, disfrutábamos de refrescantes baños, charlas amenas y meriendas nutritivas y deliciosas. No obstante, lo que más nos gustaba de aquel inhóspito y encantador lugar era portar "la vara del saber".
Día tras día, nos disputábamos aquella barra de acero, ya que para nosotros significaba el control absoluto de la laguna. Yo, hábil como siempre he sido, me hacía en todas las ocasiones con la posesión de ese artilugio.
Un día, mientras ascendía a una gigantesca roca desde donde se podía admirar aquel maravilloso paisaje, se me cayó al agua la tan adorada "vara del saber". Me estiré para recogerla pero una horrenda imagen me paralizó. Tal estrepitosa caída había presenciado el instrumento que se había partido en dos partes. Mi bien de la infancia había sido destruido y, como niño que era, comencé a llorar desconsoladamente.
- ¿Qué ha ocurrido, Hugo? ¿Por qué lloras? - se acercó mi amiga María.
- La "vara del saber"... - logré pronunciar entrecortadamente - ¡Mírala! ¡Se me ha caído y se ha roto!
- ¿Cómo se va a romper? ¡Si es de acero! ¡Es un material muy resistente!
- ¡Cógela! ¡No te estoy mintiendo! ¡Lo que te digo es verdad! ¡La porción de la barra que está sumergida en el agua está doblada! - grité desesperado y entre lágrimas.
María alargó su brazo y sacó del lago la vara. A pesar de que parecía doblada dentro del agua, cuando mi compañera la devolvió a la superficie, se encontraba entera y tan recta como antes de que ocurriera aquel pequeño accidente.
- Antes de montar un espectáculo - me advirtió la chica - asegúrate de que lo que estás viendo no sea un reflejo de la realidad, una apariencia. Hugo, hazme un favor y madura de una vez.
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