aun sin acabar de zurcir las heridas
de sus maldormidas noches,
de sus maldormidas noches,
resquebraja el suelo con atroces embestidas,
sumido su corazón en el más absoluto de los ostracismos,
sus latidos surcan el cielo y caen a plomo,
se embriaga de nada y la nada trenza,
haciendo de la nada un ser latente,
y a mí, aunque inmóvil, nimiedad a su lado,
me place ser polvo del rincón de sus penas,
me enorgullece ser algo etéreo en su alma,
amo y señor de sus perdidas miradas,
amo y señor de sus perdidas miradas,
cuidador de su corazón de mimbre,
que, aunque arrecien los vendavales,
se doblará antes que partirse.
León manso come mierda, Kutxi Romero (vocalista grupo "Marea")
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