Dos años de reinvención

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jueves, 13 de diciembre de 2012

Sustancia

Cuerda o demente, seguirá siendo lo que un día fue: la musa que invoco al comienzo de cada reflexión, aquella que me da la suficiente inspiración para expresar esta amalgama de emociones que me embargan.

Y ahora que no sé lo que siento, dudo incluso de nuestras creencias, de lo verdadero y lo irreal, de esas fuerzas sobrehumanas que pensamos que gobiernan nuestros actos, que dirigen nuestro atormentado futuro. Por eso pido a mi musa -una vez más- que me proporcione la certeza suficiente para poder perfilar mis abstractos sentimientos en una porción de papel, que me muestre la respuesta correcta. Es ahora cuando empuño mi lápiz al igual que un guerrero hace con su arma, y dibujo inteligibles letras, tales como estas:


No creo en nada.
Ni Dios supremo.
Ni ángel, ni guarda.
No creo en nada.
No existe la fe,
ni creo que exista el mañana.
Ni credos, ni rosarios,
ni oraciones, ni silencios,
ni Cristos, ni Santos.
No creeré en nada,
ni en espíritu, ni en Virgen,
mientras vivamos en la nada
y yo no sea nada.

Yo no soy nada... Ahora lo entiendo. Entonces mis problemas tampoco lo son. Y mi musa, esa que emerge en la locura paulatinamente, se reduce a un cero a la izquierda. No somos nada, únicamente efímeros individuos. No obstante, también somos algo, somos palpables al menos.

Me derrumbo en la cama, no encuentro respuesta. Me da miedo que mi musa deje de ser la que era, ya que en este bizarro mundo parece que todo cambia, parece que nada mantiene su esencia.

Leo. Amo la lectura porque es el único método mediante el cual encuentro solución a tanto enigma. Busco entre mis apuntes de filosofía, en busca de alguien que haya tratado este caso. Aristóteles y su principio de causalidad. Aunque todo nuestro alrededor varíe, siempre hay algo que permanece, por ínfimo que sea: la sustancia. Nuestra sustancia...

En algún resquicio de mi cerebro, la luz se hizo. Mi musa, mi querida abuela, ya no se comporta como antes: no es tan cariñosa, tan pacífica, tan atenta como un día lo fue. Desvaría, pronunciando sentencias sin sentido alguno. En su discurso no hay ni pies ni cabeza. No obstante, su sustancia permanece y se mantendrá ahí, en lo más profundo de su ser. Quizás su sustancia solo sea su cuerpo o un difuso recuerdo en su memoria (y en la de cada uno de nosotros); sin embargo, cuerda o demente, seguirá siendo lo que un día fue: mi abuela, una parte de mí a la cual quiero con locura.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado Rubén!

    Te garantizo, que ella seguirá siendo tu musa por siempre. No importa cuantas cosas cambien en su cabeza, no importa cuanto se haya perdido dentro de su cerebro, no importa que sus actos ya no tengan sentido, ella jamás dejará de ser tu abuela. Pero algo sí tienes que tener en cuenta, el que siga siendo tu abuela ahora depende totalmente de ti y de tus gestos, ella ya no puede decidir, ya no puede saber a quien quiere querer, pero el instinto propio le hará estimar a quien la estima, por desconocido que sea, y aún en sus más extremos desvarios si ella sigue siendo tu abuela, tu seguirás siendo su nieto.

    No te rindas, no te ahogues, no te hundas, tu vida sigue. Tienes muchas cosas que vivir y muchas cosas que disfrutar, tienes una vida increíble llena de posibilidades para ti. Es normal que te afecte, pero no te dejes invadir. Tengo la certeza de que sabrás llevar esto con cordura, pero, aún así, te deseo mucho ánimo y mucha suerte

    Atentamente, alguien que busca desesperadamente la manera de ayudarte.

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